En la conmemoración del Día del Trabajo, es imposible no recordar la historia del belga Jean Marc Bosman, la cual se convirtió en el parteaguas en el sistema de la transferencia de futbolistas en todo el mundo.
En 1990, el contrato de Bosman en el Royal Football Club de Lieja había finalizado, el jugador se negó a extender su convenio porque no recibiría el dinero suficiente. El RFC lo puso en su lista de transferencias con una cláusula de 11 mil 745 mil francos, acordando la cesión del jugador con el Dunkerque francés, pero el equipo no aceptaba la elevada cláusula, por ello el equipo de Bélgica separó a Jean Marc del plantel.
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Bosman demandó al equipo de Lieja por querer cobrar esa cláusula aun cuando el jugador había finalizado su contrato, fue hasta 1995 que el caso que buscaba probar el belga tuvo sentencia, llegando a la llamada “Ley Bosman” de que las indemnizaciones por traspaso eran ilegales, adjuntando a ello las plazas que los equipos podían ocupar con extranjeros.
Jean Marc Bosman terminó su carrera en ese traspaso al Dunkerque que no se pudo dar, pero le regaló a los jugadores una de las pocas leyes que los protegen de los intereses de los clubes.
ZZM