En diciembre de 2018, Diego Lainez brillaba con luz propia en el estadio Azteca y con la playera de América alcanzaba el título de Liga ante Cruz Azul. Era un chico que derrochaba desparpajo y atrevimiento, pedía la pelota y no huía a los duelos individuales se retaba una y otra vez.
En enero de 2019, una oferta del Ajax llegó a las oficinas de Coapa, en ese momento el conjunto neerlandés destacaba en Europa y se avecinaba una robda de eliminatorias en Champions donde captó la atención de todo el mundo. Los Godenzonen quería al talentoso mexicano.
Sin embargo, una oferta del Betis apareció casi al mismo tiempo y fue la que terminó por seducir al jugador mexicano, a su agente y a la familia de Diego. Les llamó más la atención el caché de LaLiga que pasar por un torneo de menos pedigrí, pero que tiene la fama de formativo.
En esos días, el entonces entrenador de las Águilas, Miguel Herrera, comentó que consideraba que lo mejor para Diego era seguir por lo menos un semestre más en México. Al Piojo le llovieron fuertes críticas por ello. Diego, su familia y agente, ya tenían en la mente emigrar y se fueron. El cuadro de helipolis pagó 14 millones de euros por el traspaso.
Los primeros meses de Diego fueron ilusionantes, el entonces entrenador bético, Quique Setién lo fue metiendo en la dinámica del equipo. Cerró su primer semestre en Europa con 16 partidos (12 de Liga, 2 de Copa del Rey y 2 de Europa League) con un gol y una asistencia.
Pierde protagonismo y valor
La temporada 2019-20 pintaba para ser la del despunte y consolidación de Diego, pero la realidad superó los deseos del jugador y de su entorno. Setién se marchó y para esa campaña llegó Rubi al banquillo verdi blanco.
En un año completo en el Betis, Diego apenas jugó 18 partidos, 15 de ellos fueron en la Liga y los otros 3 en la Copa del Rey, pero solo en 5 fue titular. Al final del curso apenas sumó 576 minutos, el equivalente a 6.4 partidos. Una participación bastante pobre, cuando el Betis disputó 41 encuentros ese año.
Rubi se marchó y llegó Manuel Pellegrini, parecía que la cosa mejoraba, pero no fue así, aunque en el curso 2020-21 fue el que más actividad tuvo. Disputó 25 partidos (21 de Liga y 4 de Copa), de los cuales fue titular solo en 12, y al final registró 1143 minutos, el equivalente a 12 partidos en todo un año.
Estaba claro que algo no iba bien, que algo le faltaba a Diego para tener más protagonismo, sus condiciones eran indiscutibles, porque cuando venía con la Selección Mexicana arrojaba esos chispazos de talento. Fue a los Juegos Olímpicos de Tokio y si bien tuvo destellos de calidad, no fue el líder del equipo.
Diego y su entorno seguían convencidos de seguir, no dieron un paso atrás ni al costado, se habló de algunas ofertas, pero para la Temporada 2021-22 no se movió del Benito Villamarín. Y los resultados fueron evidentes. El último curso fue el que menos actividad ha tenido, en toda su carrera en Primera División.
Sí, cuando se esperaba que tres años después de haberse marchado a Europa estaría consolidado, la realidad es que no ha sido así. En la más reciente campaña jugó solo 13 partidos, (7 de Liga, 4 de Europa League y 2 de Copa del Rey), solo en 3 fue titular y sumó 379 minutos entre las tres competencias.
La semana pasada, el Betis anunció la salida de Diego Lainez al Sporting Braga de Portugal, a él y a su entorno no le quedó más remedio que buscarse la suerte en otro sitio, porque su carrera no asciende, por más que Gerardo Martino lo siga contemplando en sus convocatorias, no se puede vivir del nivel de los entrenamientos.
De los 14 millones en los que lo adquirió el Betis en 2019, le ha renovado el contrato hasta el 2025, pero la abre la puerta de salida (en forma de cesión por un año) al conjunto portugués y le fija una opción de compra por 7 millones de euros, la mitad de lo que le pagaron al América.
Diego Lainez sigue en Europa, ahora tendrá el reto de demostrar que puede dar ese paso adelante reencausar su carrera y reevaluarse, porque hoy, aunque no guste, se ha depreciado.
AGB