En la Real Sociedad se sabe muy bien que en esta época —con los presupuestos tan diferentes que existen— es muy complicado competir contra los grandes de España para ganar el título de LaLiga; sin embargo, eso no es un impedimento para que pueda dar una que otra sorpresa, como la del jueves, a lo largo de la temporada.
Y sí, la muestra más clara se dio ese día el pasado 6 de febrero, cuando eliminó en el mismísimo Santiago Bernabéu al Real Madrid, en los cuartos de final de la Copa del Rey; sin embargo, antes en la competición liguera, ya había dado cuenta del Atlético de Madrid (2-0, Jornada 4) y le había empatado al Barcelona (1-1, Jornada 17). La Real es todo, menos un rival a modo, su naturaleza es la resistencia.
EN RECONSTRUCCIÓN
El clásico Anoeta ya no existe. Si uno camina hacia el estadio de la Real Sociedad, ahora debe buscar las indicaciones que lo lleven al Reale Arena. Sí, el equipo vasco se ha unido a la tendencia —o necesidad— de buscar un patrocinador que lo ayude a solventar sus gastos para mantenerse en una competición tan demandante.
Hoy, el inmueble sigue en obra, pero ya casi está terminado. A diferencia del Athletic de Bilbao, el incómodo vecino (solo en lo deportivo) con el que siempre está en competencia, la Real solo hizo una remodelación para ampliar su aforo, el cual pasó de 32 mil a 40 mil lugares, y modernizarlo por completo, quitando la pista de atletismo que lo distinguía.
Eso sí, el mayor orgullo que tiene la Real es su academia. En las instalaciones de Zubieta, el conjunto vasco recibe a cientos de niños y jóvenes que sueñan con llegar a ser profesionales; este complejo deportivo es considerado uno de los mejores en España y Europa, cuenta siete campos. Para el cuadro blanquiazul, su mayor fortaleza es el trabajo en sus fuerzas básicas al lograr que casi 60 por ciento de sus futbolistas del primer equipo hayan emanado de sus academias; además, que es la venta de sus estrellas históricamente ha sido una de sus principales fuentes de ingresos. Aquí también se respira el orgullo vasco, pero a diferencia del Athletic está abierto al mercado.
EN BUSCA DE EUROPA
Y esa misma política de reconstrucción que ha seguido el equipo en su infraestructura, también se percibe en la cancha. Después de los tres años de militar en la Segunda División (2007-2010), el txuri-urdin —en euskera significa blanquiazul— ha tratado de mantenerse en la parte media de la clasificación de LaLiga, consciente que por la diferencia en las plantillas y presupuestos no puede aspirar a ganarla.
“Es muy complicado para un equipo como nosotros, pero siempre tratamos de ser competitivos y nuestro objetivo está enfocado en llegar a Europa (Champions o Europa League)”, admite el director de comunicación del equipo, Luis Arconada, hijo también del mítico portero blanquiazul del mismo nombre que brilló en la década de los 80.
En este momento, la Real Sociedad marcha en la octava posición de LaLiga con 34 puntos, situándose a dos unidades del sexto que da un boleto a la fase de clasificación de la Europa League; sí, hasta el momento ha cumplido con una temporada de acuerdo a sus objetivos, pero no siempre es así.
En su historial dentro de la máxima categoría del futbol español, la Real Sociedad posee dos títulos de Liga, los de las temporadas 1980-81 y 1981-82, así como dos de Copa del Rey, misma que ganó en la 1908-09 y la 1986-87 (Copa de España). De ahí en fuera, su mayor objetivo es mantenerse en la Primera División y calificar a las competencias europeas.
En los últimos 10 años, ha logrado ser un equipo consistente que ha mantenido la estabilidad tanto deportiva como financiera; sin embargo, en esta década solo en tres ocasiones logró meterse a Europa: en la temporada 2012-13 culminó en la cuarta posición para jugar Champions League; al año siguiente su séptimo sitio le dio derecho a disputar la ronda previa de la Europa League y, finalmente, en la 2016-17 otra vez regresó a este torneo al finalizar en sexto de la clasificación general.
Sí, la Real Sociedad siempre pelea, no siempre como favorita, pero tampoco está acostumbrada al papel de víctima.