En su puesta de largo como local el Real Madrid volvió a las andadas, al retorno al pasado más reciente, el que le marginó de los éxitos y le sumió en una de las temporadas más críticas de su historia, tras dejarse dos puntos en la visita del Valladolid (1-1).
Tuvo el partido ganado, con el gol de Benzema a ocho del cierre. Pero no lo supo gestionar y fue víctima de sus errores individuales. Sergi Guardiola devolvió los fantasmas al Bernabéu.
Y eso que Zinedine Zidane cargó de alicientes la puesta en escena del equipo en el estadio Santiago Bernabéu tras la alentadora pinta de Vigo. Desprovisto en su citación de los refuerzos incorporados por el club, en vía de recuperación de sus lesiones (Eden Hazard o Mendy), el preparador francés acentuó su apuesta en la vieja guardia y en poner en el escaparate a los 'indultados'.
Gareth Bale y James Rodríguez son el ejemplo más claro. Si hace una semana, en Balaídos, fue el galés el que respondió a la confianza de un técnico que le había mostrado la puerta de la salida tiempo atrás, en esta ocasión fue el colombiano el bendecido por el golpe de timón dado por el galo.
La condición de líder y la aseada imagen mostrada ante el Celta dieron carpetazo a los recelos del público, que no llenó, ni mucho menos, el estadio. Madrid aún está de vacaciones.
Fue Isco Alarcón, uno de los más motivados y que sobresalió en la primera parte, el que ocupó el lugar del sancionado Modric. James, sin embargo, saltó al campo en detrimento de Vinicius.
Isco, James, Kroos y Benzema aseguran el control, el juego. Pero con Bale, intermitente y sin espacios, el Real Madrid careció de profundidad. Es lo que perdió mientras Vinicius estuvo en el banco. El brasileño es vértigo, agitación y descaro. Eso es lo que le faltó al conjunto de Zidane, que no tiró entre los tres palos hasta la media hora.
Las llegadas al área de Masip fueron fuegos de artificio que se marcharon fuera. Con centros de Kroos y de Isco casi siempre desaprovechados. En el último tramo antes del intermedio el partido se abrió. James pudo marcar en más de una ocasión. Un cabezazo, un tiro y un golpe franco. Opciones claras siempre fuera del arco.
Excepto un disparo sin ángulo de Benzema, nada supuso una amenaza seria para el guardameta del Valladolid, que mantuvo el tipo sin sobresaltos.
El partido se abrió del todo después y las llegadas del conjunto pucelano frecuentaron. Adelantó las líneas y eso le proporcionó acometidas muchas veces en superioridad que aventuraban problemas para el Real Madrid en cualquier momento.
Zidane no esperó y antes de la hora de juego ya dio entrada a Vinicius. Quitó a James, que se llevó la ovación de un público nostálgico de los buenos tiempos de antaño. Cualquier cosa le vale al madridismo después del caos.
Benzema alivió la situación en el tramo final. Recibió de Varane un balón de espaldas, dentro de área, giró y llevó el balón al palo izquierdo de Masip. Fuera de su alcance.
No supo el Real Madrid gestionar la ventaja ni eliminar a los fantasmas del pasado. Una pérdida de balón en el centro del campo propició un robo gracias a la presión. Oscar Plano vio la entrada por la izquierda de Sergi Guardiola que superó a Courtois para premiar a su equipo en el Bernabéu.
eml