El Manchester City cerró el círculo, completó una temporada inigualable en el fútbol inglés con la conquista delMundial de Clubes, el quinto éxito que logra en la temporada tras vencer sin contratiempos por 4-0 al Fluminense, que no pudo romper el maleficio que persigue al fútbol sudamericano en esta competición ni el encuentro del español Pep Guardiola con la historia.
El primer entrenador en conseguir cuatro títulos del Mundial de Clubes, además con tres equipos diferentes -dos con el Barcelona, uno con el Bayern Múnich y este con el Manchester City-, ha llevado al City a unos logros impensables no hace mucho. El Mundial de Clubes redondea un año espectacular que se une a las conquistas de la Premier, la Copa de Inglaterra, la Liga de Campeones y la Supercopa de Europa. Solo se le resistió la Supercopa Inglesa -Community Shield- que le arrebató el Arsenal en la tanda de penaltis.
No ha dejado ningún otro cabo suelto el Manchester City este año, a un paso del legendario sextete, que agiganta el currículo de Guardiola, ya con 37 títulos en su mochila, y subraya el poder en los últimos tiempos del campeón inglés.
El cuarto club de la Premier en erigirse en vencedor del Mundial tras el Chelsea, el Liverpool y el Manchester United, disfrutó de una final sin excesivos sobresaltos, un duelo desnivelado desde el principio que plasmo desde el arranque la distancia entre el fútbol del Viejo Continente y el de la Conmebol, sin éxito desde que en la edición de 2012 el Cointhians se impuso al Chelsea.
Y es que en una de las primeras jugadas del duelo el City abrió el marcador. En el minuto inicial. Se suicidó el Fluminense, al que le condenaron sus propios errores. Marcelo tuvo uno de bulto, tras un saque de banda, un pelotazo suyo sin sentido, a tierra de nadie, donde estaba Nathan Ake, que avanzó unos metros y desde muy lejos ejecutó un disparo que repelió el palo. Ahí estaba Julián Álvarez, que, con el pecho, batió a Fabio. Solo habían transcurrido cuarenta segundos. Fue el gol más rápido en una final de un Mundial de Clubes.
Fue determinante el error del legendario lateral brasileño, que aspiraba a ganar su quinto Mundial de Clubes después de los cuatro que consiguió con el Real Madrid.
Pero no es el City un equipo que desperdicie los regalos, al contrario. El gol sosegó al conjunto de Guardiola, acostumbrado a manejarse en finales de este tipo, mientras alteró al campeón de la Libertadores, precipitado en busca de un empate que no llegó.
Amenazó Germán Cano y también Keno, sin excesiva convicción, poco antes de que el cuadro de Guardiola lograra el segundo, poco antes de la media hora. Nació en un pase largo, profundo, de Rodri hacia Phil Foden, que buscó un pase a Jack Grealish o a Julián Álvarez, en mejor posición. Pero se interpuso el defensa Nino y desvió el balón, que se introdujo en su propia portería.
Se agitó el partido en el tramo final antes del descanso. tuvo ahí su gran ocasión el Fluminense con un cabezazo a bocajarro del colombiano Jhon Arias que desvió Ederson en una gran intervención, como la posterior de Fabio a un disparo raso de Grealish.
Los cambios apenas variaron el panorama. Aunque Fernando Diniz dio entrada en el intermedio a John Kennedy por Keno, su equipo no mejoró en ataque. Al menos no con lucidez. Nunca perdió el control el Manchester City, que tuvo ocasiones para lograr un triunfo mayor, como la que desperdició Bernardo Silva.
Un cabezazo suyo dio en el poste derecho y después lo recogió el meta Fabio, que desbarató otra posterior de Phil Foden.
Fue el canterano del City el que hizo el tercero, el que redondeó la victoria del conjunto inglés. En el minuto 72, cuando recibió un estupendo pase desde la izquierda, dentro del área, de Julián Álvarez. No falló Foden, que superó por tercera vez a Fabio y sentenció el primer Mundial de Clubes en la historia del Manchester City.
Erigido en el hombre del partido, el broche lo puso Julián Álvarez. Abrió y cerró el marcador el argentino, que en el tramo final, desde la frontal, tras hacerse hueco, recibió un pase desde la derecha de Matheus Nunes y redondeó el triunfo inglés y su éxito.
MEB