La historia de Mwepu Ilunga, el jugador que retó a un dictador en pleno partido de un Mundial

Aquel duelo fue el marco de un acto de protesta contra el dictador Mobutu Sese Seko

Mwepu Ilunga
Ciudad de México /

En los Mundiales de futbol suelen verse situaciones extrañas, chuscas o que llaman la atención, pero ninguna como la qué pasó en la Copa del Mundo de 1974.

Aquella tarde calurosa del 22 de junio, el partido entre Brasil y Zaire pasaría a la historia, pero no por algo deportivo. Ese día, una de las mejores selecciones del mundo y una de las peores se enfrentaban en el último partido de la fase de grupos.

La canarinha ya lo ganaba 3-0, un resultado decente considerando que Zaire había sido goleado un partido antes 9-0 contra Yugoslavia.

Corría el minuto 80 cuando el árbitro rumano Nicolai Rainea señaló una falta a favor de los cariocas en los linderos del área. La barrera africana se colocó en su posición. Con el balón plantado en el suelo y Rivelino esperando la orden de Rainea para disparar, el defensa Mwepu Ilunga abandonó la barrera y despejó el balón con un pelotazo, lo que desató las carcajadas de los aficionados que, sin más contexto, se preguntaban cómo era posible que un jugador de una Copa del Mundo no conociera las reglas… hasta qué años después se supo la verdad.

Décadas más tarde, Ilunga confesó que se trató de un acto de protesta contra el dictador Mobutu Sese Seko.


“Lo hice a propósito, quería que me expulsaran como forma de protesta, pero sólo me sacaron amarilla".

Mientras que afuera todo era carcajadas y bromas, puertas adentro, el temor a las represalias que pudiera tomar el dictador Mobutu Sese Seko con el plantel del técnico Blagoje Vidinic se hacía cada vez más notorio.

En un principio, con el boleto al Mundial, “El Salvador del Pueblo”, como el propio Mobutu se apodó, les prometió, tanto al técnico como a sus 22 futbolistas, una gran recompensa por hacer un buen papel en Alemania: si lograban una buena actuación, la delegación iba a recibir un premio económico que les permitiría vivir por el resto de sus vidas.

Pero esa propuesta cambió por amenazas. Los zaireños hicieron debutaron el 14 de junio con una derrota 2-0 frente a Escocia, resultado por el que el dictador emitió su primer: suspender el sueldo del entrenador y sus jugadores.

El grupo respondió con una huelga. ¿El resultado? La goleada a manos de Yugoslavia.

“Los jugadores se enfadaron y exigieron que se les pagara antes de pisar el terreno de juego. Para calmar la tensión, se organizó una reunión con el Ministro Sampasa Kaweta Milombe, éste telegrafió a Zaire y Mobutu reaccionó muy mal. No nos dieron nada. Por lo tanto, con la moral completamente baja, salimos al campo”, recordó Kilasu Masamba en 2018.

Llegó entonces el tercer duelo de la fase de grupos, ante Brasil, y con él, una nueva amenaza del dictador africano: “Si pierden por más de tres goles, más vale que se queden en Alemania”.

El resultado quedó en segundo plano, pues lo que importaba era alzar la voz.

“Estaba al tanto de las reglas. Lo que no tenía era una razón para seguir jugando y lastimándome mientras los que se beneficiaban económicamente miraban a lo alto”, recordó Ilunga años después.

Con 14 tantos recibidos, ninguno convertido y última en su zona, la selección regresó al país repleta de temores e incertidumbres. Inmediatamente, el plantel fue retenido cuatro días en el Palacio Presidencial según los escritos de aquel entonces. Tras la eliminación, llegó un aviso mucho peor.

“Nos amenazó, nos dijo: ‘Cualquier jugador que se quede en Europa, exterminaré a su familia’. No creo que lo hubiera hecho, pero nunca se sabe. En 1974 Mobutu estaba en el apogeo de su poder ¿Quién podría dudar de la ejecución de tal amenaza?”, se preguntaba Masamba.

Como castigo, el jefe militar africano dejó al deporte prácticamente en la ruina al cortarle los recursos económicos destinados a la selección, desconocer por completo a los miembros que integraron esa delegación e impedir que participaran de las Eliminatorias para el Mundial de Argentina 1978.

En mayo de 2105, con solo 66 años y a consecuencia de una larga enfermedad hepática, Mwepu Ilunga falleció en la República del Congo, nueva nombre que adquirió Zaire en 1997, pero nadie olvidará lo que hizo para levantar la voz de un país.


  • Violeta Alva
  • bravo_violeta@hotmail.com
  • Comunicóloga por la UNAM-FES Acatlán. Reportera desde hace diez años. Conductora y comentarista de futbol.

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