Pumas está en otra final, contra todo pronóstico, Universidad ha vuelto a demostrar su sangre, ese extraño espíritu que lo llevan a competir sin temor a nada ni nadie, da lo mismo que el de enfrente tenga uno de los planteles más ricos del futbol mexicano, los universitarios se frotan las manos y se baten sin reparo. A Pumas le alcanzó con lo hecho en la ida, el 0-0 de esta noche lo pone en la final porque supo sufrir y mostró un aplomo defensivo que fue perfecto.
En la hora cero, ninguno se reservó nada. La Máquina, con la obligación de marcar, puso en el campo a Uriel Antuna de arranque, es el jugador más desequilibrante que tienen y no era momento para tenerlo en la caseta. Lillini tampoco especuló, recuperó a Talavera en el arco y mandó desequilibrio con Corozo.
Fue La Máquina la que buscó acelerar el partido, le comía el ansia por igualar la pizarra. Pumas salió a templar el juego, no reculó sino que fue ordenado, cerró espacios y de vez en cuando se daba chance de salir, recargándose en la potencia de Diogo.
Se fueron soltando los universitarios, que aprovecharon un par de errores de Cruz Azul para acercarse con cierto peligro; mientras La Máquina avisó con un tiro cruzado de Rivero. Universidad amenazaba en las pelotas en profundidad, donde Diogo las ganaba todas, así rozó el gol al 19’, cuando Jurado le robó la gloria con una buena atajada. Acto seguido La Máquina se lo perdió en un contragolpe en el que Antuna dejó mano a mano a Morales contra Talavera, pero el chileno mandó la bola por encima del travesaño.
A la media hora creció la temperatura, Cruz Azul reclamó un penal por una mano de Corozo. Pumas respondió con un gol de Leo López que fue anulado por fuera juego ajustado del volante universitario. Y, después, se la perdió Ortiz en un pelota parada que fue recentrada por Corozo, el defensa no supo meterle la cabeza y la echó por un costado.
Llegó el descanso y la moneda seguía en el aire, Pumas le había plantado cara a Cruz Azul, tuvo sus chances para castigar a una Máquina a la que le faltaba una cuota de paciencia en el ataque. El complemento auguraba más tensión y salir a matar o morir.
Y el complementó arrancó con las mismas sensaciones. Pasaban los minutos y la tensión crecía. Reynoso movió sus piezas, Giménez por un extraviado Morales y Tabo por Baca. Entendía el timonel celeste que no había mañana. El partido dio un giro radical al 62’, el Palermo Ortiz se fue expulsado por cortar una jugada que el árbitro, Mario Escobar, calificó como ocasión clara de gol.
A La Máquina le quedaba media hora para marcar un gol. Para Pumas sería un examen de temple defensivo. Lillini sacó a Leo López por José Galindo para recomponer la defensa, necesitaba nervios a tope porque Cruz Azul iba a cargar el área de balones.
Nerviosismo al máximo cuando el silbante marcó un penal de Aldrete sobre Diogo, pero el VAR le llamó y cambió su decisión. La ansiedad gobernó a Cruz Azul que se estrelló una y otra vez con el muro universitario que negó a La Máquina, de nuevo en una semifinal, Pumas despacha a un Cruz Azul que apostó sus cartas a este torneo y se quedó con las manos vacías.
FCM