En el mercado de Souq Waqif se ha colocado una pequeña cancha de futbol para aprovechar la efervescencia que el próximo Mundial ha desatado en Qatar. Los niños van y se aglutinan queriendo patear la pelota de un deporte que llegó –podría decirse– un poco tarde a este país de medio oriente.
A principios de los 60 este país atestiguaba el nacimiento de su Liga profesional; sin embargo, será hasta 62 años después que podrá ver a su selección en una Copa del Mundo, mediante el privilegio que se le otorga al anfitrión.
Hoy Qatar es futbol. Más allá de las polémicas y críticas que el organizador ha generado, la identidad de la Copa del Mundo se percibe claramente en cada uno de sus rincones; aunque en estas últimas semanas se ha camuflado en el último gran ensayo llamado la Copa Árabe.
El orgullo de la región
Metros más adelante de esta cancha, cuatro aficionados tunecinos despliegan con mucho orgullo su bandera en Souq Waqif. Ellos, junto al anfitrión Qatar, Argelia y Egipto son los cuatro equipos sobrevivientes del último gran ensayo para la Copa del Mundo.
Los Copa Árabe no ha desmerecido en esta región del mundo. Ante la decisión de no celebrar la Copa Confederaciones, la FIFA tomó la batuta de esta competición para darle el carácter de laboratorio previo al Mundial próximo año; los detalles importan, porque son los que se pulen de cara a la máxima competición de Selecciones Nacionales.
Sí, pese a que no es un torneo de Fecha FIFA, por lo cual casi todas las selecciones trajeron elementos de sus ligas locales, la expectación es grande en esta zona.
La mezcla cultural
Souq Waqif es uno de los sitios más emblemáticos de Doha, Qatar. Un mercado como quizá hay varios en cada rincón del mundo, pero en el que el color arena y el estilo de sus fachadas le dan un toque distintivo, así como la gente que lo transita.
En cada pasillo hay una mezcla de sonidos, donde prevalecen las palabras árabes –lengua materna– y las del inglés –idioma adoptado–, como claro ejemplo de que en esta nación la población extranjera es la que predomina en casi el 75 por ciento de los más de dos millones de habitantes que la integran.
También convergen las tradiciones y modernidad. Es uno de los sitios turísticos por excelencia, donde se aprecia a los turistas en el desenfado, mientras caminan al lado de varias mujeres completamente ataviadas en su niqab –el velo musulmán que solo deja al descubierto los ojos–; los pasillos ofrecen diferentes cosas de la vendimia, desde las especias más características de la comida árabe, así como su vestimenta, joyas tradicionales, hasta aves, conejos, gatos y gallinas. Se puede encontrar casi de todo en Souq Waqif. Solo es cuestión sumergirse en esos pasillos multiculturales para lograrlo.
SFRM