Robert Lewandowski ha sido famoso desde hace mucho tiempo. Y como uno de los futbolistas más exitosos de su generación en el deporte más popular del mundo, sabe que la atención es parte de su trabajo. Sin embargo, también es papá.
Como la mayoría de los futbolistas de élite, debe hacer una gran planificación y preparación cuando se trata de algo tan simple como salir a pasear con su familia, en particular si sale de Castelldefels, el exclusivo enclave costero cerca de Barcelona donde vive ahora.
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A lo largo de los años, Lewandowski ha desarrollado un conjunto de herramientas para las salidas. Los lentes de sol y la gorra son la norma, aunque es probable que no sirvan para engañar a los aficionados que lo acosan. No obstante, ahora todas esas salidas también incluyen una charla preliminar con la persona que decide hasta qué punto Lewandowski puede, y debe, interactuar con el público: su hija Klara.
“Tenemos un acuerdo en el que ella siempre puede decirme: ‘Sí, puedes hacer esto’ o ‘No’, si se siente estresada porque para los niños no es una situación normal”, comentó Lewandowski en una entrevista reciente.
En Europa, los jugadores del calibre de Lewandowski, aun cuando se acerca el fin de una carrera cargada de trofeos, son un imán para las hordas de aficionados al futbol que buscan tomarse selfies. Así que pasar unas horas fuera con la familia a menudo puede significar encontrar un equilibrio entre satisfacer las necesidades de una afición ansiosa y demandante, en especial una tan grande y apasionada como la del Barcelona, y las de su joven familia.
La cara de Lewandowski es tan conocida que entiende que, en cierto modo, es propiedad pública. Señaló que a veces disfruta de las ventajas de ser famoso y de lo positivo que puede tener la interacción con la multitud de personas que quieren desearle lo mejor.
Dijo que hace tiempo entendió cómo vivir bajo la mirada pública, tras reconocer que eso es “parte del negocio”. Sin embargo, afirmó que a veces ha habido momentos en los que ha tenido miedo, cuando hombres adultos han empujado a un lado a su mujer o a sus hijas pequeñas para acercársele. Por eso tiene el acuerdo con Klara.
“Klara, cuando estés con mamá o conmigo tienes que decirme cómo te sientes —mencionó Lewandowski sobre una conversación típica—. Debo tomarme la foto con el aficionado o decirle: ‘Lo siento, es un momento privado con mi hija. No puedo’”.
El poder de las redes sociales
El año que viene, Lewandowski cumplirá dos décadas como futbolista profesional, tiempo suficiente para presenciar en primera fila la evolución impulsada por las redes sociales de las estrellas del futbol de figuras deportivas a iconos culturales, para saber lo que es jugar en una época en la que el éxito ya no se mide en goles y trofeos, sino también en seguidores e impresiones (Lewandowski tiene más de 35 millones de seguidores en Instagram; su mujer, Anna Lewandowska, quien fue campeona de karate, tiene más de 5.6 millones).
Sus reflexiones sobre la fama se produjeron cuando se preparaba para iniciar su tercera temporada en el Barcelona, un club que, en virtud de su historial de éxitos y su papel de rival del otro súper equipo español, el Real Madrid, genera más fervor, atención y comentarios que casi cualquier otro equipo deportivo.
Mientras se adentra en el ocaso de su carrera, en la que ha participado en dos finales de la Liga de Campeones y dos Copas Mundiales, Lewandowski, de 36 años, opina que es improbable que se repitan carreras como la suya o la de colegas como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Se ha hablado mucho del aumento de la carga de trabajo que se espera hoy en día de los mejores jugadores, de la cantidad cada vez mayor de partidos jugados a alta intensidad, pero según Lewandowski, es igual de probable que el desgaste mental de las expectativas y la fama conduzca al agotamiento profesional. Incluso para los mejores jugadores, los comentarios en las redes sociales —muchos de los cuales son cada vez más fuertes— son imposibles de bloquear por completo.
“Recuerdo la época en que vivíamos sin redes sociales”, mencionó antes de hablar del manejo de las expectativas y opiniones que pasan de un extremo a otro en tiempo real.
“De acuerdo, somos atletas, pero al final también somos humanos. También tenemos emociones; sabemos que mantener una mentalidad fuerte es muy importante porque ahora es fácil decir algo en internet de una forma que no lo dirías en la vida real”.
Se ha escrito mucho sobre cómo Lewandowski, con la ayuda de su esposa, ha cuidado su cuerpo con ajustes constantes a su dieta y con la introducción de nuevos entrenamientos. El futbolista afirmó que durante años se ha centrado de igual forma en desarrollar su lado mental, en perfeccionar maneras de bloquear el ruido y la negatividad. Eso tuvo una importancia particular la temporada pasada, cuando su nivel decayó y las críticas —a su juego, a su edad, a él— parecían aumentar día con día.
“Por desgracia no se puede vivir en esta época, en este mundo, y no ser fuerte mentalmente”, afirmó.
Estrellas del futuro
En el Barcelona, Lewandowski trabaja con algunos de los mejores talentos jóvenes del futbol, en un club cuyo sentido de sí mismo está ligado a la formación de las estrellas del futuro. Por ejemplo, es probable que su éxito esta temporada dependa de su relación con Lamine Yamal, el delantero adolescente con frenos en los dientes cuyas actuaciones impresionantes en la Eurocopa de este verano fueron una de las principales razones para que España saliera victoriosa.
Esas actuaciones convirtieron a Yamal en una de las personas más famosas del mundo casi de la noche a la mañana. Por eso no es de sorprender que el joven, quien todavía tiene 17 años, sea el jugador en el que muchos seguidores del Barcelona depositan sus esperanzas, no en Lewandowski. El polaco cree que poner ese tipo de presión y expectativas en los cuerpos y las mentes de los jóvenes talentos les está cobrando un precio más alto que el que se pagaba cuando él empezó.
“Se sabe que los jóvenes ya tienen muchas lesiones a una edad temprana. No podemos esperar después que los futbolistas jueguen 10 años al máximo nivel por el aspecto mental, por las redes sociales. Es muy duro”, comentó.
Con todo, las exigencias nunca terminan. La Liga de Campeones se jugará este año con un nuevo formato. La FIFA ha ampliado su Copa Mundial de Clubes. Además, la Copa del Mundo, que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México en menos de dos años, será la más grande de la historia.
Algunos de los mejores jugadores ya han alzado la voz sobre el incremento de las exigencias y han declarado que simplemente no se puede esperar que las cumplan. Lewandowski es uno de ellos. Está convencido de que no se puede mantener la calidad de los partidos, en particular si se tiene en cuenta el precio cada vez más alto que se debe pagar por la fama. Ya ha visto suficiente como para saber que a la postre habrá consecuencias.
“En definitiva ese va a ser el problema del futbol”, opinó.
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