Una hora y media tuvieron que esperar los dos mil aficionados que compraron su boleto para ver a Ronaldinho. Por ahí, uno que otro silbido comenzó a escucharse en el Estadio Andrés Quintana Roo ante la impaciencia del público. Entonces, el sonido local anunció la llegada del brasileño y eso calmó la inquietud.
Todo el problema surgió por la falta de pago a los futbolistas, quienes se quejaban amargamente por la situación.
Incluso, a Ronaldinho también le habían quedado mal. Circuló la noticia que no tenía el depósito por sus servicios, al menos el del partido, pues previo a eso tuvo otras actividades.
De hecho, ya el último día no quiso dar la conferencia de prensa a la que estaba citado ni atender a los medios de comunicación en unas entrevistas ya pactadas.
Antes del duelo, tuvo una firma de autógrafos. Los primeros de la fila pudieron cumplir el sueño de tener la foto y el autógrafo. Varios de ellos habían dormido en el lugar. El jugador aparte dio una hora más tarde y agradeció la espera. Entonces, estampó su firma en balones, playeras y papeles. Estuvo nueve minutos y luego se metió. Eso sí, atendió a 20 personas más unos minutos más tarde.
Al estadio fueron llegando poco a poco los futbolistas. Un grupo llegó a las 20 horas, otros un poco más tarde.
En punto de las 21 horas, de nueva cuenta los seguidores impacientaron, pero la música a todo volumen impedía que se escuchara tan fuerte.
En el inmueble se dieron tiempo de realizar un par de oraciones por la paz, hasta que a las 21:30 horas arrancó, ahora sí, el duelo, uno de varios que tendrá el brasileño en su gira de despedida.
Desde la tribuna, uno de los más ovacionados fue Francisco el Kikin Fonseca, además, claro, de Ronaldinho.