Una década del éxtasis español tras el título mundial en Sudáfrica 2010

Este 11 de julio se cumple una década de la conquista de España del Mundial de Sudáfrica, un gol de Andrés Iniesta cambió la historia del futbol español y marcó una generación

Una década del éxtasis español tras el título mundial en Sudáfrica 2010 (AFP)
Higinio Robles
Ciudad de México /

El corazón de España se detuvo el 11 de julio de 2010. La Final del Mundial de Sudáfrica era un sueño consumado para un pueblo que transpira futbol. España había sido castigado en mundiales anteriores, era la eterna promesa de Europa. Siempre con jugadores de buena calidad que por una u otra razón no lograban trascender a las instancias finales. Los cuartos de final se habían convertido en la frontera infranqueable.

Un par de años atrás, España había dado un salto histórico, se olvidó del apodo de La Furia Roja. Luis Aragonés dio paso a los llamados ‘jugones’ Andrés Iniesta y Xavi Hernández, en la Eurocopa de 2008 que terminaron ganando con un gol de Fernando Torres en la Final contra Alemania. Los complejos se habían enterrado.

Aragonés dejó el banquillo y dio inicio el ciclo de Vicente del Bosque. España llegó a Sudáfrica llena de ilusiones, con generales en todas las líneas que jugaban en los mejores equipos del mundo. Líderes indiscutibles.

FOTO: AP

El sorteo la ubicó en el Grupo H, junto a Suiza, Honduras y Chile. Parecía asequible, pero el inicio fue sorpresivo, perdió ante Suiza por un gol circunstancial. El grupo desterró las dudas, se convenció de sus capacidades. Venció a Honduras por 2-0 y a Chile por 2-1. Se instaló en octavos de final a la Portugal de Cristiano Ronaldo. Juego a corazón abierto y un gol de David Villa les dio el triunfo.

El fantasma de cuartos no espantó a nadie, la meta del plantel y de Vicente del Bosque era clara: creer en sí mismos, más cuando ya habían visto que en el camino había caído otras selecciones de buen poder como la Argentina de Messi e Inglaterra.

DERRIBAN LA FRONTERA

Paraguay, una selección de buenas prestaciones bajo el mando del Tata Martino fue su rival en cuartos. Internamente la selección llegaba fuerte, había confianza en cambiar la historia, cinco veces habían caído eliminados en esta instancia.

Partido áspero y muy rocoso, el planteamiento defensivo guaraní rayó la perfección. A la salida de un córner, Piqué se despistó, perdió de vista a su marca, terminó jalando a Óscar Cardozo y le cometió un penal al minuto 57.

Cardozo se paró frente a Casillas… entonces apareció esa aura que acompañaba a Íker, desde la banca. Casillas se tira al lado izquierdo y tapa el tiro de Cardozo. A España le marcan un penal en la siguiente jugada, cobra Alonso y marca, pero el árbitro lo repite; al mediocampista le entran las dudas y falla. Juego en el alambre, pero Villa rompe la maldición de cuartos y marca al minuto 87’. Lo habían logrado, estaban en semifinales.

En la antesala de la final el rival fue Alemania, un coloso de los Mundiales, un peso completo contra un aspirante. Los alemanes son un equipo al que se debe mirar con respeto, pero sí había un momento para rebelarse era ese.

Vaya historia, el poderío de Alemania en el juego aéreo es un mito en las Copas del Mundo, pero los alemanes respetaban el estilo español y no vieron venir el gol. A la salida de un córner, Xavi puso el balón en el punto exacto para que Puyol llegara como un avión de guerra, remató franco, llevándose por delante a lo que tuviera de frente, su cabezazo fue tan sólido que se convirtió en un misil que Neur no pudo detener. El momento había llegado. España se clasificaba, por primera vez en su historia, a la final del Mundial.


¡QUÉ VIVA ESPAÑA!

En la Final el rival fue Holanda, dos eternos aspirantes frente a frente. Era un compromiso que se tenía que jugar con el corazón caliente y la cabeza serena. El Soccer City se iluminó para albergar el partido más importante en la historia de España. Holanda ya había jugado dos finales (1974-1978) y había experimentado el sabor amargo de la derrota.

Mucha tensión, pero sobre todo mucho golpe, sobre todo por la entrada de Nigel de Jong sobre Xabi Alonso al minuto 28, una plancha en el pecho que acabó en amarilla. Una y otra vez Holanda hizo áspero el juego, trató de llevarlo al extremo, buscó desesperar a España, asumió una debilidad, pero aun así tuvo dos jugadas claras para marcar el gol que hubiera cambiado la historia.

Al minuto 61, un pase filtrado rompió la línea defensiva de España, Capdevila corre desesperado tras Robben, el holandés se lanza mano a mano contra Casillas. El corazón de los españoles se detiene. El de los holandeses también. Arjen entra al área y tira con la zurda, Íker se vence hacia su izquierda, el balón va hacia la derecha, el portero levanta su pie derecho y hace un desvío prodigioso.

Y al minuto 83, otra vez Robben escapa, supera en velocidad a Piqué y Puyol, quien se juega la roja y hace todo por frenarle, no lo consigue por la obsesión de Arjen de entrar hasta la cocina con la pelota, Casillas sale y le roba el balón. Respiro profundo y más nervios.

Tiempo extra, Holanda se queda con uno menos por la expulsión de Heitinga. La apuesta de Holanda es llegar a los penales, jugarse todo a la ruleta de los once pasos. Del Bosque mueve sus piezas. Cesc, Navas y Torres entran para darle frescura al equipo.

En la banca de España se empezaba a analizar los potenciales candidatos para lanzar penales. Sin embargo… Navas toma una pelota por la banda derecha, avanza a toda velocidad, cruza medio campo, seguido por tres holandeses que van por él como perros al hueso. Le puntean la pelota, pero ésta le queda a Iniesta en el círculo del medio campo. Andrés habilita de tacón a Fábregas, que la prolonga para Navas y éste la alarga para Torres.

El Niño, abierto en banda izquierda, manda un centro buscando a Iniesta, el balón lo corta Van der Vaart, pero lo deja a modo para Fábregas y Cesc termina el lanzamiento de Torres, asiste a Iniesta, que estaba habilitado por Van der Vaart.

FOTO: EFE

Iniesta hace un control orientado con la pierna derecha, la pelota da un bote, Andrés alista la pierna derecha, corta el aire con ella, impacta la bola con un golpe seco, un tiro cruzado que lleva el aliento de millones de españoles. Van der Vaart se barre, Stekenlurg se tira, ninguno puede interrumpir la trayectoria. El balón besa la red, quedan cuatro minutos más la prórroga, pero a Holanda el cronómetro se le fue en un aspiro. España resistió y celebró, levantó la Copa del Mundo al cielo. Encontró el tesoro destinado para unos cuantos. El 11 de julio de 2010 fue el día del éxtasis español.

FCM

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