La historia de las Copas del Mundo comenzó en tierras sudamericanas y fue en Uruguay el primer lugar en donde varios países se dieron cita para disputar un torneo por la supremacía futbolística del mundo, aunque no estuvieron allí todas las selecciones que hasta nuestros días se han hecho de un gran nombre.
Tal fue el caso del combinado de Italia, que decidió no asistir a territorio uruguayo por la complejidad que significaba viajar hasta el continente americano, algo que la selección anfitriona tomaría como una ofensa y se cobraría en la siguiente justa.
Luego de ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, la selección de Uruguay se alzaría con el título mundial en 1930 luego de imponerse en la semifinal a la extinta Yugoslavia y en la final a su siempre antagónica Argentina.
Italia sería la sede de la Copa del Mundo en 1934 tras el éxito cuatro años antes, sin embargo, no contarían con el vigente campeón, pues los charrúas harían 'berrinche' y, luego de la ausencia de la azzurra en 1930, optaron por rechazar la invitación.
Con ello, la selección de Uruguay se convirtió (y lo es hasta hoy) en el único combinado nacional que no defendió su título mundial, sobre todo considerando que su participación era por invitación, no por calificación.
A aquel Mundial del 34 asistieron Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Brasil, República Checa, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Hungría, Holanda, Rumania, Suecia, Suiza y, por supuesto, Italia, que se hizo con el trofeo.
Uruguay se quedaría con ese título mundial de 1930 y lo ganaría nuevamente en 1950, e Italia lo ganaría, además de 1934, en otras tres ocasiones: 1938, 1982 y, la más reciente, en Alemania 2006.
SFRM