El Valladolid y el Mallorca empataron este domingo 3-3 en un partido muy competido, que comenzaron dominando los locales, gracias al gol de Kike en la primera mitad, que remontó el Mallorca, que volvió a remontar el cuadro local, gracias a los cambios introducidos por Pezzolano, y que cerró el kosovar Vedat Muriqi de penalti en el minuto 94.
Había expectación entre los aficionados, ante el debut de Paulo Pezzolano al frente del banquillo blanquivioleta. Todos esperaban más intensidad en los jugadores, de la que habían mostrado ante Athletic Club y Real Madrid. Pero esa intensidad no apareció.
Ante, finalmente, una línea defensiva visitante de cinco jugadores, con Maffeo, Hadzikadunic, Valjent, Raíllo y Costa, los vallisoletanos vieron cerradas sus propuestas, si bien los laterales, tanto Fresneda como Lucas Rosa, se mostraron activos en los primeros compases del encuentro.
Pero fue lo único que pudo considerarse como "peligroso" cuando los locales tenían el balón. De hecho, el verdadero peligro llegó de la mano de Amath, que en su primera llegada al área vallisoletana falló en su disparo, y este salió fuera de la portería y, en la segunda, encontró a Masip, quien impidió el primer tanto mallorquín.
También el meta del Real Valladolid sería protagonista en otra de las buenas acciones de Amath, ya que le quitó el balón de los pies, frenando su llegada al área pequeña en solitario, para haber podido marcar a placer.
Lo que es el futbol. Con el Mallorca con más mordiente ofensiva, creando peligro con el balón, el Real Valladolid sacó una buena jugada combinativa, que comenzó Roque Mesa y que, tras pase de Lucas Rosa, terminó en las botas de Kike Pérez, quien enlazó un gran disparo, para inaugurar el marcador del José Zorrilla.
Eso dio impulso a los blanquivioletas, que empezaron a creer más en sus posibilidades. Y aunque el cuadro balear buscó el empate antes del descanso, este llegó con la ventaja local, gracias a ese gol por la escuadra de Kike Pérez.
Una de las cualidades desplegadas por los jugadores bermellones era el poderío en los duelos individuales. Ese aspecto lo mantuvo tras la reanudación, aunque luego no hallaba continuidad, ni claridad de ideas, a la hora de hacer valer esa fortaleza.
De hecho, la primera oportunidad la tuvo Plano, pero su disparo fue previsto por Rajkovic y pudo desviarlo. Y sin tiempo para digerir ese fallo, Muriqi aprovechaba el centro de Maffeo para rematar y añadir otro tanto a su casillero particular -once-, empatando así el choque.
Hizo justicia con ese gol, puesto que los de Aguirre habían sido más incisivos en ataque. No solo supuso una inyección para el equipo de Mallorca, sino que aportó más seguridad, lo que refrendó con otro gol, tras un rechace posterior a la falta sacada por Lee Kang In, que enganchó Morlanes para sorprender a Masip.
El conjunto balear remontaba, así, con poco obstáculo en el rival, el marcador adverso al descanso. Y Pezzolano movió el banquillo, en busca de revulsivos. Los encontró de manera inmediata, ya que dos de los jugadores que entraban al campo participaron en la jugada que supuso el empate local.
Iván Sánchez rescataba un balón que iba a perderse por la línea de fondo para terminar encontrando a Amallah, quien con un potente disparo, logró marcar, sin que Rajkovic pudiera hacer nada para evitarlo.
A partir de ese momento, el Real Valladolid inició un asedio al área contraria. Tenía la posesión del balón y quería aprovecharlo, ante un Mallorca que se vio desbordado por ese empuje blanquivioleta, aunque Muniqi seguía demostrando su peligrosidad cada vez que tocaba el esférico. Masip se encargó de impedir otro tanto.
Pero no había forma de detener esa intensidad impuesta por el cuadro local, que añadía más leña con la entrada de Kenedy y Monchu, quienes fueron los artífices del tercer tanto del Real Valladolid, con el centro de Kenedy y el impresionante remate, de cabeza, de Monchu, que levantó a la afición de sus asientos.
El partido no había terminado. Y todo cuenta entre dos equipos que luchan por la victoria. En este caso, la mano de Larin dentro del área supuso un penalti, que señalízó el árbitro tras consultar con el VAR, que se encargó de transformar Muriqi para establecer el definitivo 3-3, ya que no se agotaron los cinco minutos de prolongación.
FCM