Con las uñas, sobre la hora y pasando un rosario en ataque, América venció a Querétaro por 2-1, se va a la cama como líder general del torneo, pero no es un equipo que guste. Frente a los Gallos tuvo 80 minutos un hombre más y acabó sufriendo y pidiendo la hora. Tres puntos más, pero el cuadro de Solari no exhibe un juego bonito.
Fue un juego que inició a pecho descubierto, con buen ritmo de los dos equipos, de hecho, fueron los Gallos los primeros en plantarse de cara a gol, cuando Francisco Da Costa bombeó ante la salida de Memo, pero Aguilera nunca perdió de vista la pelota y evitó la sorpresa queretana.
Buenas pulsaciones en el Azteca, pero el partido se rompió muy pronto, al minuto 12 vino una acción que condicionó el resto del juego. En medio campo Alexis Doldán cometió una entrada por detrás sobre Henry Martin, el árbitro, Adonai Escobedo, no lo pensó y sacó la tarjeta roja, pareció muy rigorista su decisión, más cuando no hubo una toma clara para determinar si su evaluación había sido correcta.
A Querétaro no le quedó otra que retroceder unos metros, empezó un monólogo de las Águilas, que se hicieron con el control de la pelota, la tocaban de un lado a otro, pero son lograr posicionarse de cara a gol.
Los americanistas tenían el mando, pero los Gallos resistían, bien organizados, era un ejercicio de valentía el que sostenían. América armó una buena jugada con Roger, el colombiano que apareció de inicio como premio a su buen rendimiento, abrió la pelota con Córdova, éste la puso a segundo palo donde Henry remató con derecha, pero el portero Alcalá evitó el gol.
Los Gallos estaban recluidos en su propio campo, trataban de cerrar espacios, América no se agitaba, confiaba demasiado en que era cuestión de tiempo para lograr explotar el hombre demás que tenían.
Vino un córner que parecía mal cobrado, pero Aquino rescató la pelota, la dejó servida para Naveda, quien le pegó con la pierna derecha y en un mar de piernas, Alcalá no alcanzó a rechazar, el volante que se ha ganado la confianza de Solari ponía en ventaja a los de Coapa.
Con la ventaja, América se sentía cómodo en el campo, ponía a los Gallos en el dilema de abrirse y dejar espacios. No fue tan agresivo el cuadro de Coapa, no se sentía amenazado, porque los Gallos ya no lograban articular alguna jugada, dependían de una pelota parada para hacer daño… y la tuvieron.
Justo antes del descanso, Madrigal colgó una pelota detenida en el área, ahí llegó Sepúlveda que le ganó la posición a Cáceres, su remate no lo pudo detener Ochoa. Querétaro daba la sorpresa en el Azteca, castigaba a un América carente de determinación.
Era una prueba para la capacidad ofensiva de las Águilas, tenían medio tiempo por delante para recuperar la ventaja y castigar a un equipo disminuido. Henry lo intentó con un par de tiros, pero entre el portero y la defensa impidieron que la Bomba explotara.
Querétaro se había organizado en defensa, pasó a jugar con cinco en el fondo para concentrar gente y cerrar espacios. América no se agitaba. Solari buscó la reacción con el ingreso de Viñas por un extraviado Roger.
No prosperó el juego por las bandas de América y por el centro se estrellaba una y otra y otra vez. Solari corrió riesgos, metió a Lainez por Fuentes, más gente que le pudiera dar una cuota de desequilibrio. El reloj ya era un enemigo para las Águilas que entraban en un escenario de ansiedad.
Casi sobre la campana pudo festejar América, un centro de Lainez fue rematado por Viñas; el portero Alcalá rechazó providencial, pero el balón quedó en el área y Henry alcanzó a empujar la pelota. Los cambios le resultaron a Solari, tres puntos más a la bolsa, pero este América no termina de entrar por la retina. Si en el pasado las formas importaban, en el presente debe prevalecer ese parámetro.