Al América le falta juego, mucho juego, pero mientras recupera efectivos va sumando puntos y descubriendo jugadores que pueden darle soluciones. No llena el ojo, no cautiva, gana por acciones aisladas y no por un juego vistoso. Le falta la chispa de Sebastián Córdova y el instinto de Henry Martin, pero pese a las bajas le alcanzó para imponerse por 2-1 a Necaxa.
Fue un partido áspero para América, que no logra fluir, le cuesta trabajo elaborar acciones de peligro, tiene la pelota y la circula, la recupera y empieza de nuevo; su problema es que no progresa en ataque, no encuentra soluciones y tampoco se muestra su gente que debería darle esa cuota de arrebato.
Por si fuera poco, pasa momentos de apuro en defensa, pero le salva que Óscar Jiménez es un portero de garantías y que en algún momento del partido aparece un chispazo, pero es América, un equipo que vive de las ráfagas y de no un juego que le dé identidad.
Y es que Necaxa fue un equipo que se plantó con seriedad en el Estadio Azteca, los Rayos sabían que sus opciones para sumar pasaban por el orden defensivo, así que le cedieron pocos espacios a los azulcrema, sobre todo cortaron las vías de acceso del juego por fuera, ni Lainez ni Suárez lograban una acción con desequilibrio, tampoco Fidalgo lograba hacerse con el mando de la creación.
Y encima, América recibió varios avisos, con el partido atorado en el centro del campo, los Rayos se animaron un poco más. Cerca de la media hora hicieron sufrir a la defensa amarilla, y sacaron a relucir las condiciones de Jiménez; el portero tapó, primero, un remate de Sepúlveda, luego desvió un tiro de media distancia de Aguirre, y la fortuna le sonrió en un córner, cuando un cabezazo de Sepúlveda se quedó en el palo.
Tragó saliva el cuadro de Coapa, que cuando más agobiado se sentía, encontró un momento de claridad, se juntaron por la izquierda Reyes, Lainez y Fidalgo, los tres hombres que cubren esa parcela demostraron su coordinación. Álvaro filtró para Mauro, que por fin pudo ganar un duelo individual, mandó un centro raso, y en la zona del nueve apareció Salvador, sí, el lateral por izquierda conectó la bola con seguridad y puso el 1-0 al minuto 39.
América ganaba con muy poco, de nuevo relucía la practicidad del equipo de Solari al que le hace falta el toque de espectacularidad. La respuesta de Necaxa fue casi instantánea, pero de nuevo los Rayos se toparon con un extraordinario Jiménez que mantuvo su arco intacto.
Poco cambió el guion para el complemento. Mucho esfuerzo en el centro del campo para un juego cansino, que solo tenía algunas ráfagas. Eso sí, la más clara volvió a ser de los Rayos cuando Escoboza centró y Zendejas se lanzó para rematar con la cabeza, pero la bola salió justo al sitio de Jiménez.
Pero Necaxa por fin encontró la manera de hacer daño, Rodrigo Aguirre tomó la pelota en media cancha, avanzó sin que alguien le saliera al paso, tiró de media distancia Jiménez rechazó, pero la bola salió a los pies de Zendejas que, ahora sí, no perdonó. Lo merecían los Rayos y lo empataron al 68’.
América fue por la reacción, a trompicones o como fuera, pero debía ir por el triunfo, Solari fue ajustando, y el equipo encontró de nuevo el gol de la ventaja. Reyes, de buen partido, mandó un centro desde la izquierda (ya jugando como volante) y en el área cabeceó Álvaro Fidalgo, primer gol del español en México y valió tres puntos.
Las Águilas se hacen fuertes en casa, por ahora, triunfos son amores y estos puntos son oro molido, pero tiene como gran pendiente mejorar su rendimiento en general, porque sigue sin ser un equipo que llene la retina.
SFRM