América no brilla, pero gana, sobrevive con muy poco en ataque, pero eso le basta mientras espera la reincorporación de sus seleccionados olímpicos, quienes le vendrían a dar un rostro diferente, sobre todo Córdova y Henry Martin. Mientras regresan, suman puntos vitales, como los que le dieron la victoria por 2-0 sobre Puebla, un equipo que es mucha lucha, pero ha perdido la chispa del curso pasado.
El partido de las Águilas se mantiene en la línea de la practicidad, eso es algo que ha ganado con Santiago Solari, pero pasa una semana más en la que queda pendiente un juego más atractivo. Lo que no se puede negar es que Solari busca soluciones para encontrar esa cuota de profundidad que no ha tenido en los primeros juegos, para el duelo con La Franja sentó a Leo Suárez y mandó de inicio la fórmula que le dio la victoria contra Necaxa; con Mauro Lainez jugando a perfil cambiado y con Chava Reyes apareciendo como volante por izquierda.
Sin embargo, estos cambios poco le cambiaron ese rostro intermitente a las Águilas, que volvieron a ser ese equipo al que le cuesta un rosario poder articular alguna jugada de peligro en la que se ponga de manifiesto el juego colectivo. No, por ahora eso no existe en este América, que es un equipo de chispazos y trompicones y no uno que se reconozca como colectivo en el campo.
Y es el primer tiempo del juego contra Puebla fue una replica de ese equipo inoperante en ataque, no encontraba la hoja de ruta y encima tuvo que cambiar sus planes Solari por la lesión de Naveda, quien salió lesionado del tobillo izquierdo cuando apenas iban 14 minutos.
América fueron buenas intenciones, pero malas ejecuciones, sin acierto en la última zona, con Lainez sufriendo para encontrar la pelota y errático en sus decisiones, con Reyes voluntarioso, pero también con poca efectividad y con Roger haciendo la guerra solo.
Fue el colombiano, la mejor carta que tiene hoy por hoy la ofensiva de América, quien se inventó la acción que puso en ventaja al América. El Tanque controló por derecha, pegado a la banda, una zona que no desconoce, arrastró la pelota e ingresó al área ahí llegó tarde en una barrida Israel Reyes, penal que el árbitro, César Ramos, marcó. El propio Roger tomó la pelota, y con seguridad venció a Antony Silva al minuto 41.
Y fue el mismo Roger quien ejerció como lanzador de las Águilas, ahora proyectó a Lainez y éste asistió a Reyes, quien chutó por encima del larguero. Había ya más emociones y América cogía un poco de confianza, la suficiente para marcar el segundo gol del juego.
La fue llevando de una banda a la otra, de derecha a izquierda para culminar en el centro del área, Fidalgo la arrastró, tocó para Richard y éste filtró para Fuentes, quien mandó un centro raso que un defensa tocó, pero no cortó y Chava Reyes, ese defensa con alma de delantero, la empujó al 55’ para el 2-0.
América gestionó el partido, lo tenía en un escenario favorable y Puebla se había diluido, los tres puntos estaban en la bolsa y solo tenía que evitar algún arrebato de La Franja que no pudo encontrarle la cara a Óscar Jiménez.
Se perdieron el tercero en un contragolpe en el que el tiro de Layún fue desviado. Por ahora, América sobrevive con el instinto de Chava Reyes y la fuerza de Roger Martínez, con eso le basta, mientras recupera efectivos. Esta semana tiene el juego de ida de las semifinales de la Concachampions contra el Philadelphia Union, encuentro en el que deberá sacar una buena renta que le dé margen de maniobra y le acerque a la final.
MGC