Cada anécdota, sea buena o mala, Antonio Carbajal la termina con una ligera carcajada. Una vez más La Tota accede a repasar los pasajes de su trayectoria, aquellos que ha contado muchas veces, otros que no, que con el paso del tiempo los narra para que queden marcados en su historia.
“Se me hizo un vicio ir a los Mundiales, por eso jugué cinco desde 1950 hasta 1966”, dice con un tono de broma, con el mismo con el que cuenta que nunca usó guantes de portero. “En 1966, creo que fue Nacho Calderón, me prestó sus guantes en un partido ante Uruguay. No me gustó, me complicaban y se los devolví”.
Pero una de las historias que más le gusta desempolvar es aquella que se remonta a los inicios de su carrera, cuando apenas daba sus primeros pasos en el futbol y en el que coincidió con otro joven que soñaba con marcar una época, su nombre: José Alfredo Jiménez.
“Yo jugaba en un equipito que se llamaba el Oviedo, en la Ciudad de México. Estaba en la colonia Santa María la Rivera, y ahí trabajaba José Alfredo en un café, ahí lo conocí. Yo trabajaba en una vidriería como a unos 15 metros de distancia. Por medio del futbol nos conocimos, a pesar de que a él le gustaba más la música”, recordó don Antonio.
Para esas épocas, José Alfredo Jiménez ya escribía sus primeras letras, las que más adelante se convertirían en obras musicales. No tenía mucho tiempo que había llegado desde Dolores, Hidalgo, a la Ciudad de México para vivir con unas de sus tías, con solo 11 años de edad. Pero mientras componía sus versos, también le llamó la atención el futbol.
De esta manera, José Alfredo se relacionó con Antonio, gracias a un balón. Jugaban en el equipo Oviedo en la cuarta infantil. Y resulta curioso que ambos sentían el mismo gusto por el sufrimiento de estar bajo los tres postes. Aunque los dos eran porteros, Carbajal tenía un talento nato. A más de 80 años de distancia, La Tota considera que José Alfredo estaba destinado para ser El Rey, pero no en el futbol.
“Él decía que era portero, pero qué bueno que tomó la decisión de ser músico (risas); ¡qué bueno que se cambió, porque no lo hacía bien en la portería! En cambio, en la canción fue un exitazo, fue un crack”, dice La Tota Carbajal, mientras sonríe.
Con el pasar de los años, tanto José Alfredo como Antonio forjaron una trayectoria inigualable; el primero como uno de los más grandes compositores de la música mexicana, y el segundo como el primer futbolista que jugó cinco Mundiales en la historia.
Al igual que cuando eran niños y trabajan en la farmacia y la vidriería, la vida los reencontró muchas veces más, pero ya consagrados; sin embargo, cada que cruzaban camino, no lo hacían La Tota y El Rey, sino Antonio y José Alfredo, los mismos niños que se divertían en el Oviedo.
“Tuvieron que pasar 25 años para que los dos tuviéramos una carrera bien hecha. Él quería ser portero, pero conmigo no pudo y por eso se dedicó a la música. Nos juntamos en muchos eventos y siempre recordábamos lo que habíamos vivido”.
Otro rey, de nombre Pelé
Si hay un jugador que deslumbró a Antonio Carbajal, ése fue Edson Arantes do Nascimento, Pelé. Si de por sí a La Tota, en casi todas las Copas del Mundo en las que estuvo, le tocó jugar contra Brasil, cuando coincidió con la estrella sudamericana, le quedó claro por qué llegaría a ser O’Rei (el rey) del futbol.
Carbajal se enfrentó tres veces a Brasil en Mundiales. “Siempre nos tocaba abrir con ellos”. En 1950, México perdió 4-0. En 1954, de nueva cuenta el primer partido de México fue ante los sudamericanos, el Tricolor lo perdió 5-0. En Suecia 1958, el primer Mundial de Pelé, no coincidieron como rivales, pero para 1962 el Tricolor otra vez abrió ante los sudamericanos y perdió 2-0, Zagallo anotó el primero y por fin La Tota comprobó la calidad de Pelé, quien le hizo el segundo al 73’, en Viña del Mar.
“Pelé siempre fue el más difícil para mí, ya teníamos 4-0 en contra y una vez llegó hasta mis narices, lo esperaba ya, moviéndome para aventarme, me fintaba que me iba a tirar, luego se regresaba hacia su campo gritando ‘show, show, show’, Cuando terminó el partido le dije ‘gracias Pelé’. No cualquiera enfrenta a Pelé, es el mejor jugador que he conocido. Además de excelente jugador, excelente persona. Tuve la oportunidad de platicar con él en varias ocasiones y era muy sencillo”.
La Tota recuerda con mucha emoción sus primeros pasos en el futbol, en Selección Mexicana: “Comencé en Inglaterra (en Juegos Olímpicos 1948) y terminé en Inglaterra mi carrera como jugador de futbol (en el Mundial de 1966). Luego ya los años que estuve como entrenador de Morelia”.
Don Antonio Carbajal tiene decenas de anécdotas, las evoca y sonríe con ellas. A sus 91 años, el Cinco Copas sigue atajando en sus recuerdos, sin guantes, porque a mano limpia se esculpió su gran leyenda.