Les guste o no les guste… así empieza una de las porras más emblemáticas. Sí, la que le pertenece a ese club tan folclórico, que popularizó este deporte en la capital y se hizo de los primeros ídolos populares, pero al que el tiempo fue relegando y convirtió en un gitano. Sí, el Atlante, el equipo del pueblo.
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Y su aniversario demuestra lo caótico de su esencia: este 18 de abril se celebrarán sus 105 años; sin embargo, varios aseguran que su fundación fue el 8 de diciembre de 1918, pero esta fecha nunca fue corroborada, al grado que sus 50 años se festejaron el 2 de noviembre de 1969, pero todo se reajusto en 2006, cuando el 18 de abril se celebraron sus 90 años.
Sí, toda una confusión que solo está a la par de los cambios que ha tenido de sede: Ciudad de México, Querétaro, Ciudad de México, Cancún y otra vez la capital. Quizá por eso la gran popularidad que llegó a tener se fue desvaneciendo, pero no del todo, el corazón azulgrana sigue latiendo.
Emilio Escalante, el directivo-aficionado
Pocas personas pueden trabajar en su equipo favorito, pero aún es más complicado que alguien sea el dueño del club al que siempre apoyó; entre estos casos poco comunes se encuentra Emilio Escalante, actual propietario y presidente del Atlante, a quien regresó después de más de una década a sus raíces: la Ciudad de México. Escalante es una persona que conoce muy bien el significado se atlantista, y es que el directivo no solo es un aficionado de cepa, sino que llegó a vestir la playera de este club.
“Yo me hice aficionado desde chico por mi padre, desde entonces fui atlantista. Yo nací en el Estado de México, en Satélite, ahí viví y jugaba en el Atlante Satélite, llegué a jugar algunos partidos, después ya no se me dio, pero desde chico fui muy aficionado, al final de cuentas fue lo que me hizo tenerle tanto amor a este equipo que ahora dirijo”, mencionó Escalante para La Afición.
Fue hasta hace poco más de un año que Emilio pudo concretar su gran sueño de poder comprar algunas acciones de los Potros de Hierro al grupo que después adquirió al Querétaro; sin embargo, en el regreso a la capital, él se queda solo con Atlante y los demás socios se van con los Gallos Blancos.
“Al final de cuentas me quedo sin jugadores, porque lo jugadores eran de ellos, nosotros nos quedamos en ceros, sin balones ni nada me quedé, estuvimos faltando un mes. Tuvimos que empezar a trabajar Mario, Jorge y yo, logramos traer a jugadores que no estaban tomados en cuenta en equipos, otros que se rescataron, otros que ya estaban jugando, fue algo muy complejo, pero asumimos esa responsabilidad y gracias a Dios se dieron bien las cosas”.
Desde la creación de la Liga de Expansión, división en la que compite el Atlante, Emilio Escalante ha tenido un acercamiento muy fuerte con la afición a través de las redes sociales.
“Hasta hace un año y medio yo era aficionado, siempre fui aficionado, si algo siempre pedía era esa parte de querer saber qué íbamos a hacer como equipo o qué pasaba en el equipo y creo que eso siempre se limitó mucho. Ahora lo que hacemos y cuando yo llegué di la instrucción de que tuviéramos mucho contacto con los aficionados, porque es lo que se merecen, porque yo lo viví y me hubiera gustado que en mi tiempo existiera”.
Regresar al Atlante a la Ciudad de México, comenzar a remodelar el Estadio Azul para convertirlo en el Azulgrana, conformar un equipo sólido para que cuando ascienda a Primera División – de manera deportiva o de otra forma “correcta y prudente” – sea competitivo, es de las pocas cosas que Emilio Escalante le ha regalado a la afición para este 105 aniversario. Sí, les guste o no les guste…el Atlante sigue muy vivo en el futbol mexicano.
ZZM