El Clásico Nacional cumplió con su promesa. Antes de cada edición el público le adjudica cierta necesidad de entretenimiento; a pesar de que el lunes por la noche no entregó 90 minutos brillantes, una vez que llegó el gol se convirtió en todo lo que la gente espera de él. El Guadalajara remontó y la rivalidad más icónica del futbol mexicano cerró la noche con drama.
La presión del América y los intentos de Chivas por evitarla dictaban gran parte de la primera mitad. La doble contención que Edgar Mejía colocó, por momentos perdía su sentido pero Alicia Cervantes intentaba cargar con las intenciones del equipo. En un choque de planteamientos, los primeros 45’ se esfumaron sin grandes sobresaltos.
Renata Masciarelli tuvo que ensuciar el uniforme en un par de ocasiones. Chivas falló más por ansias que por falta de oportunidades frente al marco. Del otro lado del campo, Celeste Espino, anticipada y siempre en el lugar al que se dirige el esférico.
El segundo tiempo trajo las emociones. Primero con un gol un tanto inesperado por parte de Natalia Mauleon luego de que Chivas no supo correegir un error individual que desencadenó la anotación. Luego de un duelo tan competido, un gol al 80’ sabía a triunfo para las Águilas.
Alicia Cervantes tardó un par de minutos en marcar de una vez por todas. Casandra Montero le envió un centro frontal a la goleadora rojiblanca que primero controló y después definió para empatar a menos de 10 del final. El Clásico se reinició sobre el final y se convirtió en un partido corto.
Chivas echó mano del factor anímico para buscar el triunfo a pesar de que tuvo que defenderse a balón detenido en dos ocasiones. Luego de un remate de larga distancia de Joseline Montoya, ‘Licha’ aprovechó un balón que quedó botando en el área chica para hacer el 2-1 al 90’.
Poco tiempo de festejo para las rojiblancas, que en cuatro días enfrentarán a las actuales campeonas. Luego de suplir tres bajas titulares y llevarse el Clásico Nacional, difícil que alguien las prive de soñar.
JMH