El club Muxes vio la luz en diciembre de 2018, una institución que desde el primer día tuvo la intención de ser una escuadra que marcara un parteaguas en el futbol mexicano, pues era el primer equipo profesional que se vinculaba de manera directa con la comunidad LGBT+ y tenía la firme intención de ser incluyente y dejar en claro que el césped y el balón no conoce de género, que sobre la hierba lo que habla es el talento.
Muxes cuenta con tres categorías: libre, femenil y profesional. Jesús Trejo Hernández, tiene 48 años, él juega en la categoría libre de Muxes, está feliz de poder practicar el deporte que le gustó desde niño, aunque llegar hasta el día de hoy no fue fácil, porque en el mismo seno familiar empezó la represión a su homosexualidad.
“A mí me llamó la atención el futbol, siempre desde niño me gustó, pero me tuve que reprimir porque mi hermano siempre me hacía comentarios homofóbicos diciendo que este deporte es para hombres, que es un deporte para gente con más fortaleza, más fuerza, entonces me reprimí todo ese tiempo”, cuenta.
La aceptación
En su adolescencia, no fue fácil hablar de su homosexualidad, y Jesús recuerda cómo fue que libró ese encuentro del que salió ganador. “Fue muy difícil porque para mi época era complicado el aceptarse, primero la familia lo tomaba por una desgracia, estaba mucho el dicho de que si tú tienes un amigo gay o te metes con él vas a tener 7 años de salación; muchos mitos que se generan y muchas expectativas negativas. Además, los amigos o vecinos empiezan a agredir y a decir cosas y resulta paradójico, porque te dicen todo eso y ya cuando estás a solas hasta te proponían situaciones indecorosas”.
Pero Jesús buscó documentarse para convencerse que no hacía daño a nadie con su orientación. “Iba en el CCH y me iba a la biblioteca y leía libros de psicología y me adentraba mucho al tema de la homosexualidad para entender si estaba bien o estaba mal, fui a terapias y todos los que llegábamos lo hacíamos temerosos, incluso mucha gente hasta con ganas de suicidio y en situaciones de autodestrucción y decía ‘no, yo no tengo que llegar a ese extremo’, me puse a leer y fui comprendiendo que era algo natural que era una decisión propia y que era algo que yo tenía que tomar en mi propia vida y decir soy homosexual y me tengo que sentir orgulloso”.
El grito prohibido
En estos tiempos, la FIFA y la FMF han perseguido cualquier conducta discriminatoria, Jesús, el futbolista que cada semana deja su mejor esfuerzo en la cancha, habla sobre ese grito homofóbico que tantos dolores de cabeza le ha causado al futbol mexicano; y él, a todas esas personas, les deja un mensaje claro cuando se le pregunta si esa palabra le genera algún dolor u ofensa.
“No, porque nosotros no nos identificamos con eso, nosotros somos más que esas palabras y nosotros cuando nos aceptamos estamos orgullosos de lo que somos y si creen que con eso nos van a agredir es todo lo contrario, nos hacen un reconocimiento porque finalmente sí lo somos y a mucha honra y con mucho orgullo”.
Y añade que, aunque se ha presentado en algunos juegos de Muxes, tampoco les afecta. “Lo veíamos con otros compañeros que a veces les decían la palabra que está sancionada, esa palabra cuando nos la dicen, nosotros decimos que no lo dicen por nosotros, y finalmente si dicen que soy sí, sí lo soy y con mucho orgullo, pero eso no me va a limitar a que yo te meta un gol, a que yo te haga un drible, a que yo te haga un mejor juego. Y lo peor del caso es que nos llegó a pasar, porque cuando empezó este equipo jugábamos en Tranviarios y les ganamos a los equipos contrarios y sí se empezaban a enojar y decían ‘cómo esos… nos fueron a ganar’ y entonces decíamos finalmente eso no tiene nada que ver, el futbol es para todos”.
MGC