Cruz Azul reaccionó de la derrota de media semana ante Querétaro, se lo tomó con calma y en el partido contra Juárez se encontró con otra complejidad: un gol en el primer minuto de partido, pero ahora sí tuvo la contundencia para darle la vuelta al marcador. Venció a los Bravos por 3-2, un triunfo que los mantiene en la parte alta de la tabla.
En su regreso a la cancha del Estadio Azteca, Cruz Azul tuvo un inicio sorpresivo, su cabeza no se ponía a dilucidar el partido, cuando ya estaba en desventaja. Los Bravos salieron con el corazón acelerado, tras un saque de banda, Martín Galván hizo una buena jugada por la izquierda, exigió a Corona, el portero repelió el tiro, pero sus compañeros reaccionaron a marcha lenta, fue más vivo Lezcano, quien tomó la bola y golpeó con fuerza para vencer al portero, apenas a los 50 segundos.
Era un nuevo partido desde el primer minuto, La Máquina se agitó, vio herido su orgullo y se lanzó herido al frente. Yotún se fue convirtiendo en el faro celeste, el peruano tomó el mando del equipo desde la medular, proyectó a Giménez y Velázquez, con una barrida, salvó a los Bravos.
La Máquina iba más a trompicones que con un buen plan, los fronterizos retrocedieron mucho, apostaron a la contra y marcaron el segundo, pero no contó por un claro fuera de juego. Un aviso para Cruz Azul, el cuadro de Siboldi debía ser claro y no ansioso. Y así pasó, mantuvo la aceleración el equipo cementero, pero le seguía faltando la contundencia.
Todo el juego celeste pasaba por Yotún, el peruano era el punto de referencia, estaba decidido a dar un paso al frente y aprovechar su titularidad. Yoshimar era el que lanzaba a sus compañeros, pero en ataque llegaban segundos tarde al remate.
Acorraló Cruz Azul a Juárez, el equipo de Caballero no encontraba tregua, se la perdieron el Cabecita y Giménez, pero la resistencia de Bravos terminó por flaquear. Romo, en el área grande, salió de entre dos jugadores y centró raso a segundo poste, ahí entró solo Yotún que empujó el balón al minuto 33, sin nadie que le hiciera sombra. Sin embargo, el hinca se marchó lesionado por una molestia en el muslo derecho.
Pero La Máquina ya estaba rodando, no dejaba de ir en busca del gol que le diera vuelta al marcador. Los Bravos miraban al cronómetro pidiendo el descanso, porque Vázquez Mellado no dejaba de brillar en su arco. Y si en el primer minuto Juárez fue el que pegó, el conjunto cruzazulino se la aplicó de la misma manera.
Al 47’, Giménez aprovechó un mal control de Bruno Romo, el Bebote la cedió para Rodríguez y el Cabecita sacó un tiro raso con la derecha, la bola entró pegada al poste derecho de Vázquez Mellado, fue mucho lo que aguantó el portero y no iba poder repeler todo.
Fue el tercer cambio de escenario y panorama, ya no podía refugiarse el equipo de Caballero, tenía que dar pasos al frente y dejar espacios y cuando lo hizo se comió el tercero. En una pelota parada falló la estrategia, se fueron campantes al ataque y Cruz Azul les armó una contra que terminó con el Cabecita marcando un gol de mero trámite al 62’.
Olió la sangre La Máquina que le dejó a Juárez unos metros, a la espera de liquidarlos a la contra. Bravos tuvo su chance de descontar, pero no tuvo tino en la pelota detenida. Sobrellevó el juego el equipo de Siboldi, sin correr riesgos por la fuerte lluvia, pero a unos minutos del final Velázquez descontó, le puso nervio al juego y cierto miedo a Cruz Azul.
La Máquina no se tensó, mantuvo los nervios y evitó el bochorno. Al final, recuperó el paso extraviado, y va con calma en sus objetivos. El que empieza a ponerse en un estado de alerta es Bravos, es un sube y baja, su arrebato final no le alcanzó para empatar y la consistencia en juego y resultados no termina de llegar.
JAGL