En uno de los días más oscuros del futbol mexicano, por la violencia registrada en la Corregidora de Querétaro, en la cancha el modesto Puebla trabaja y pule su etiqueta de Cenicienta. Sí, una luz en el rectángulo verde, donde todo lo concerniente a este deporte debería de quedar.
Anoche, La Franja lució su juego sin temores y organizado, abrazado de un colosal Fernando Aristeguieta para ganarle 3-1 a un Cruz Azul que en el Azteca no le gana a nadie.
Mientras Puebla se eleva en su consistencia, La Máquina padece un bloqueo como local que ya se contabiliza en tres derrotas seguidas.
Un juego acelerado
A Cruz Azul le llegó esa parte de la temporada donde tiene que ver con cuánto plantel cuenta. Sí, las rotaciones fueron obligadas entre lesiones y la dosificación de cara a los cuartos de final de la Concachampions. De entrada, Juan Reynoso le dio entrada a Sebastián Jurado y paró una defensa con Luis Abram, Juan Escobar, Adrián Aldrete y José Joaquín Martínez; en la media Erik Lira, Carlos Rodríguez, el canterano Rodrigo Huescas y Luis Ángel Mendoza formaron una segunda línea de cuatro, mientras que adelante formaron Santiago Giménez y atrás Ángel Romero.
Un equipo poco habitual, pero sí de garantías, aunque frente al motivado Puebla parecía insuficiente y arriesgado, algo que al final se concretó.
El juego comenzó con buen ritmo. Apenas habían transcurrido 6 minutos y Puebla ya se estaba adelante con un gol de Fernando Aristeguieta. En un rompimiento rápido, Ivo Vázquez condujo el balón por un buen tramo del sector izquierdo, se acomodó y sacó un tiro flojo, de trámite, justo a la colocación de Sebastián Jurado; sin embargo, el portero celeste se confió de más y escupió la pelota en su afán de aprisionarla, grosero error que el atacante venezolano no perdonó.
El mazazo despabiló a Cruz Azul que solo tardó tres minutos en igualar. Vino una falta en los linderos del área, el centro fue a segundo poste, a la colocación de Juan Escobar quien, con el sello de la casa, conectó un potente cabezazo que dobló las manos de Antony Silva. El partido se empataba y auguraba buenas cosas.
Fue entonces que Cruz Azul tomó el control del juego y empezó a generar sus opciones de peligro. Primero vino un centro peligroso de Luis Ángel Mendoza que Ángel Romero remató de primera, y ahí voló Antony para evitar la caída de su portería; la respuesta de La Franja fue inmediata, pero Jurado ahora sí contuvo en el fondo.
Otra vez el partido se aceleró y en una descolgada celeste Carlos Rodríguez tocó al espacio para Santiago Giménez, quien quedó mano a mano con Silva, pero el portero ganó el enfrentamiento y tapó su disparo de primera.
Un valeroso Puebla
El partido estaba nivelado hasta que Puebla sacó a relucir ese juego que lo ha convertido en la gran revelación del torneo. Al minuto 42 comenzaron una secuencia de pases, de toque fácil, sin adorno para abrirse los espacios hasta el área celeste; ahí Maximiliano Araujo recibió la pelota y sacó la diagonal retrasada para que un encendido Aristeguieta marcara su segundo tanto de la noche. Un golazo y un premio al futbol del Puebla.
En el segundo tiempo Juan Reynoso movió sus piezas, entró Antuna, Ángulo, Baca y Morales para potenciar el ataque. Y de los botines del Brujo parecía que llegaba el empate, en una descolgada con un centro raso que se paseó por la línea de gol y justo cuando Luis Mendoza la iba a empujar, apareció Israel Reyes para sacar la pelota de manera milagrosa.
Esa jugada fue como una anotación doble, porque así como Puebla se salvó del empate, en la siguiente jugada vino su tercer tanto, obra de Aristeguieta en su gran noche, con un soberbio cabezazo para firmar un hat-trick.
Con eso, Puebla definió el juego y enarboló, una vez más, la bandera del equipo revelación. Con su juego gana adeptos para aspirar a algo importante en este torneo. Esta noche dormirá de nueva cuenta como líder.
En tanto, Cruz Azul sigue sin ganar en el Azteca, tres derrotas consecutivas que ya no son una casualidad, sino una alarma que debe preocupar a Juan Reynoso y compañía.
AFM