El 7 de marzo de 2020, un Cruz Azul vs Tijuana. El estadio más emblemático del futbol mexicano fue el último en recibir aficionados en este torneo. Sí, el Azteca volvió a retumbar con la presencia de la gente después de un año y dos meses que estuvo cerrado al público debido a la pandemia del covid-19.
Esta noche fue turno para Cruz Azul, precisamente el último equipo que jugó con aficionados en este estadio, aquel 7 de marzo del 2020 cuando recibió a Tijuana. De aquella fecha pasaron 433 días, en los que el semáforo epidemiológico de la Ciudad de México tuvo que transitar del rojo al amarillo para que las autoridades locales dieran su aval para la reapertura.
La ansiedad de volver
Los aficionados de Cruz Azul ya querían regresar. El semestre pasado lo demostraron en las concentraciones masivas que hicieron en el hotel, previo a los partidos de Liguilla, donde se hospeda el equipo; también repitieron esa escena en los alrededores del estadio.
Hoy, que por fin ya tuvieron luz verde, la fiesta celeste no se hizo esperar. La celebración inició anoche con una serenata en el hotel de concentración; hoy, antes de que el equipo saliera rumbo al Azteca, otra vez un grupo nutrido se hizo presente para mostrarles su apoyo, escena que se repitió a la llegada del camión de La Máquina al Coloso de Santa Úrsula.
Sí, la sana distancia desapareció en esas congregaciones de aficionados, pero para el ingreso al Azteca una y otra vez se repetían las medidas: distancia de metro y medio, cubrebocas obligatorio y evitar aglomeraciones.
Desde el estacionamiento se estableció dejar un espacio entre cada vehículo, en la puerta de ingreso se tomó la temperatura y se le aplicó gel a los asistentes; la revisión de mochilas se hizo en mesas, donde los propios aficionados abrían sus objetos para mostrarlos; en cada acceso hubo una estación de gel antibacterial, aunque no todos los baños contaban con jabón y agua.
Aparece el grito homofóbico
Pero el regreso de la gente al Azteca -alrededor de 20 mil aficionados- tampoco fue del todo plausible. En los dos primeros despejes del portero Luis García, la afición celeste gritó el reprobable “eh, puto”. El sonido local tuvo que llamar la atención y advertir que, si se seguía profiriendo ese insulto, La Máquina podría ser sancionada. Sí, cesó conforme avanzó el partido.
También, en un momento del primer tiempo, un sector de aficionados se enfrentó a los elementos de seguridad, rompiendo los cercos sanitarios, pero la situación no pasó a mayores. Así fue el regreso de la afición al Estadio Azteca, 433 días después… mañana otra vez el estadio más emblemático del futbol mexicano tendrá público, pero ahora para ver el América.
FCM