Jaiba Brava consuma un torneo de revancha al obtener un nuevo título

Futbol

A un año y medio de su regreso, retoman la corona de la Liga de Expansión en una noche tensa ante el Irapuato. Cierran un 2025 histórico para la institución

Plantel de la Jaiba Brava celebra con su afición el campeonato de la Liga de Expansión. (Sergio Sánchez)
Tampico /

Pasada a las 8:30 de la noche del sábado, el ambiente de festividad registrado dentro del Estadio Tamaulipas empezó a caer en una sensación tensa, nerviosa. Un partido de fútbol con dos franquicias de amplia historia en México batallaban para imponer condiciones, creando en esa atmósfera un hilo tan delgado y fino que, con cualquier movimiento, se rompería para hacer explotar una bomba.

Ese momento clutch, de definición, la encabezó la Jaiba Brava del Tampico Madero. El favorito para ganar el Apertura 2025 de la Liga de Expansión ante los Freseros del Irapuato causó para su favor la jugada clave, cuando los tiempos extras aventaban algunos guiños. El héroe surgió en la figura de un elemento que, seis meses atrás, en la prórroga ante Leones Negros en mayo pasado, tuvo el gol del triunfo y le faltó el toque.

Jesús Alonso Escoboza sacó la experiencia acumulada en Liga Mx. La secuencia donde hace un lado al portero Humberto “Gansito” Hernández, este último lo derriba dentro del área para un claro penal, ejecutándolo con un zurdazo potente al centro de la meta, fue la explosión de 20 mil asistentes y el clímax de la final. “Este estadio tiene un aura increíble”, declaró el volante.


Refiriéndose a la mística, la escuadra se agenció a un año y medio de regresar a la categoría el trofeo de campeón de la Liga de Expansión, segundo en la historia para el club aunque para la Federación Mexicana de Futbol lo contabilizan por cuenta de la nueva directiva, independiente a la hazaña del Guard1anes 2020 bajo el mando de Grupo Orlegi.

Son cuatro finales en la división de plata en la reciente década y desde su último “renacimiento” en el 2022, a partir de emprender otro nuevo camino en la Liga Premier (tercera categoría), acumula cuatro copas. El palmarés habla por sí solo, aunque para el Consejo de Administración integrado por 18 empresarios locales, esto es apenas el comienzo.

Y esta corona tiene por encima de todo lo mencionado, un valor agregado. La mitad de la plantilla, incluido su director técnico Marco Antonio “Chima” Ruiz, saldaron tras aquella noche trágica en el Estadio Jalisco la última de las deudas pendientes antes de terminar el año, quizá, el más histórico desde que transita por estos niveles del fútbol mexicano.

Plantel de la Jaiba Brava celebra con su afición el campeonato de la Liga de Expansión. (Sergio Sánchez)


Fiesta multicolor antes del choque

El sábado 6 de diciembre marcó desde la previa los argumentos suficientes para vivir una fiesta deportiva. Mientras la mayoría de la fanaticada agarraba fuerzas antes de llegar al escenario, hacer fila y esperar la apertura de los accesos, un centenar de simpatizantes freseros visitaban Playa Miramar.

La convivencia con tampiqueños y maderenses se trasladó a las inmediaciones del inmueble. Productos típicos de la zona, anécdotas futboleras, cánticos, música y un ambiente de completa armonía caracterizó el preámbulo previo a tomar su lugar en la grada. Hubo un joven que con “mentalidad de tiburón” llevó la fruta típica de su tierra, vendiendo lo que pudo.

El arribo de ambas escuadras fue contrastante. La mayoría de los celestes traían la mirada seria y determinante, a excepción de Gerardo “Kampa” Ruiz y Eduardo “Edú* Pérez, muy solicitados por el público que los observó bajar del autobús. Los irapuatenses, apenas se estacionó el vehículo, empezaron a pegarle a las ventanas, acción tomada entre un desafío y una motivación.

Mientras la música tropical amenizaba antes del calentamiento, a prácticamente una hora del silbatazo inicial la tribuna estaba totalmente poblada. Para el protocolo, con pirotecnia incluida, no cabía una sola alma.

Plantel de la Jaiba Brava celebra con su afición el campeonato de la Liga de Expansión. (Sergio Sánchez)


Aparecen las diferencias

Ya en el juego, los celestes fueron más agresivos sin tener mucho el control del balón. El conjunto azulgrana peleó la iniciativa, pero a varios de sus jugadores que dieron el salto de Liga Premier a Expansión les terminó pegando las diferencias de calidad, capacidad, velocidad, picardía e inteligencia. Nunca encontraron una fórmula de cómo plantarse frente a las barbas del cancerbero.

Aún y con lo anterior, los jaibomaderenses no lograban definir. José Clemente y Edson Torres probaron desde media distancia, disparos desviados o que iban a las manos del Gansito, un héroe que se agigantaba en los últimos 20 minutos, más cuando atajó un balazo de Oliver Pérez.

Y en la llamada hora cero, la diferencia entre los niños y los adultos surgió. El relevo Guillermo Muñoz, de apenas 21 años, recorrió una vertical de 50 metros donde ningún defensor local le pudo arrebatar la pelota. A la derecha tenía solo a César Santana, jamás lo vió y Diego García lo desarmó; de ahí se originó la jugada del penal y el resto es historia.


Lágrimas y controversia

El silbatazo inicial nos entregó postales muy significativas, las lágrimas de Marco Antonio Chima, el efusivo abrazo con su cuerpo técnico y el saludo a la distancia con su familia, ubicada en un palco. “Tiene un sabor especial pues hace dos años perdí a mi papá”, externó.

Otra fue “Edú” y la oportunidad que le dio la liga de incluir en el campo a Shelby, su adorada mascota. Francisco “La Pantera” Martínez se unió a la barra Terrorizer, arriba de la alambrada de la Cabecera Norte. Los demás brincaron y saltaron, en tanto el visitante fue a agradecer el viaje y respaldo de sus fieles, esa mancha roja muy activa en los 90 minutos.

La última imagen, controvertida, fue el impedimento de los organizadores a Edson Torres por salir con una leyenda religiosa en la entrega del trofeo. Vio desde un costado cómo Sergio Flores y Gerardo Ruiz alzaban el gran premio.

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El camino hacia el epílogo

El cerrado pero merecido triunfo ante la Trinca Fresera fue el epílogo de un 2025 único. Con el cuerpo técnico solo perdieron un partido oficial como local de 20, terminaron entre las cinco mejores defensas en las dos competiciones, mientras en las dos fases finales que disputaron solamente permitieron dos anotaciones en el Coloso de la Unidad Nacional, casualmente, ambas de la Universidad de Guadalajara.

Dentro de esa revancha, lo más significativo se dio el pasado 12 de septiembre. Terminaron con 32 años de maldición al infringir a su acérrimo rival, los Correcaminos de la UAT y en su casa, el Marte R. Gómez de Ciudad Victoria, una derrota que a ambos los marcó: los porteños hacia el liderato y la gloria, como a los naranjas a su peor actuación en la historia.

Una revancha sellada en todos los aspectos, con la mayoría de la plantilla siendo campeón por primera ocasión y otros coleccionando más medallas de oro. “Toca descansar, lo necesito y el futuro lo veremos después”, puntualizó “Chima”.


  • Víctor Hugo Durán
  • victor.duran@milenio.com
  • Reportero/columnista de oficio-profesión, pegándole a veces al periodismo. Política, Negocios, Deportes (excepto Pádel), cine y música. Muy pronto, barbacoa los domingos.

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