El escritor José de la Colina murió el pasado lunes en la Ciudad de México a los 85 años. Español de nacimiento, el ensayista adoptó la nacionalidad mexicana cuando en 1940 llegó a nuestro país y años más tarde se convertiría en colaborador de MILENIO Diario, donde el editor del suplemento del Mundial Corea-Japón en el año 2002, Fernando Figueroa, lo convenció de escribir en el primer diario deportivo de México durante la celebración de dicha Copa del Mundo.
Figueroa tuvo que convencerlo, literalmente, porque el intelectual repudiaba el fanatismo por el futbol, situación que dejó plasmada en cuatro columnas que a continuación te presentamos.
Contra la futbolatría | miércoles 5 de junio de 2002
Habían pasado dos días del exitoso debut de México con un triunfo ante Croacia en la Copa del Mundo cuando se publicó en nuestras páginas la primera de cuatro entregas de José de la Colina, en la cual dejaba claro que su rechazo al futbol no tenía nada que ver con la disciplina ni por aquellos que la practicaban, sino por sus fanáticos que, por esas fechas, causaban más alboroto en las calles, bares y restaurantes de lo normal. Criticaba, además, que muchos dejaban lo verdaderamente importante como pasar un rato en familia o amigos por sentarse al televisor para ver un partido de futbol y, encima, soportar sus violentas reacciones durante los encuentros.
De la antigüedad y la realidad del futbol | martes 11 de junio de 2002
Después de su primera colaboración, José de la Colina escribió, en una segunda publicación, sobre la charla que tuvo con un amigo intelectual y amante del futbol, quien incrédulo le reclamó por su crítica a los fanáticos de este deporte. En esta firma, el fallecido escritor relata cómo su camarada intentaba convencerlo de la belleza del balompié y su pasado, el cual tiene orígenes en la antigua China, Japón e Inglaterra; además, la plática se puso mejor cuando el amigo de José se metió uno de sus gustos más apasionados: el cine.
De la plástica del futbol (y de don Vicente pateador) | Viernes 21 de junio de 2002
En esta columna, José de la Colina recuerda que durante su infancia se dejó atrapar por el futbol, pero no como para practicarlo. Su romance surgió gracias a los fotógrafos, quienes capturaban imágenes que, para él, eran reflejaban una “enérgica danza lúdica” y dignas de recrear en uno que otro monumento. Todo esto lo llevó a querer presenciar estas postales en vivo en el extinto Parque Asturias, donde se llevó la “aburrida” de su vida. Eso sí, durante el Mundial Corea- Japón de 2002, el escritor reconoció que las imágenes de los partidos volvieron a atraparlo como en su niñez, incluida una del entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada.
¿El árbitro arbitrario… o peor es la cosa? | Lunes 24 de junio de 2002
Con el pasar de la Copa del Mundo, el ensayista español no abandonó sus principios de rechazar todo lo que tenga que ver con fanatismo futbolero, pero tampoco pudo negarse a ver el duelo de su natal España contra Corea en los Cuartos de Final, un duelo empañado por la polémica arbitral donde a la Furia Roja le anularon dos anotaciones sin motivo y con el consentimiento de todo el cuerpo arbitral liderado por el egipcio Gamal Al-Ghandour. En esta última entrega, de la Colina habla sobre el papel de los silbantes en el balompié.
HIOM