En el futbol, los golpes en la cabeza no se pueden prevenir, ningún jugador está exento de sufrir alguno. Son situaciones que se presentan de manera súbita y en los últimos días se presentaron algunos casos que volvieron a alertar sobre la necesidad de implementar un protocolo de conmociones.
La primera se presentó el 18 septiembre, en la final de la Leagues Cup entre Cruz Azul y Tigres, cuando Diego Reyes y Milton Caraglio tuvieron un choque de cabezas, el central mexicano cayó al suelo y su cabeza volvió a golpear sobre el césped.
Diego fue retirado en ambulancia y presentó “postraumatismo de cráneo, se encontró la formación de un hematoma pequeño al realizarle un estudio de control. Se procedió a cirugía de mínima invasión”; estará de dos a tres semanas fuera.
El sábado 21, en el juego entre Monterrey y Puebla, se presentó otra acción que generó minutos de tensión. En un tiro de esquina, César Montes disputó el balón con Maximiliano Perg, ambos chocaron sus cabezas. Montes cayó noqueado por el impacto en la parte lateral de su cabeza y en el césped tuvo otro impacto.
El Cachorro fue trasladado al hospital, sufrió “un traumatismo cráneo encefálico presentando síntomas y signos de conmoción cerebral”.
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Y el domingo 22, en Ciudad Universitaria, se vieron otro par de acciones. Pablo Aguilar y Alan Mozo fueron atendidos por un choque entre ambos.
Pablo fue el que más afectado se vio, el árbitro se acercó, pero no lo instó a salir, el paraguayo se mojó la cabeza y siguió jugando sin que fuera revisado minuciosamente. Tres minutos después volvió a verse inmiscuido en una acción similar, aunque no hubo impacto de su cabeza, quedó resentido de la primera acción, le pusieron hielo en el cuello donde sentía molestias, pero solo salió un par de minutos de la cancha, regresó y concluyó el partido.
Esas escenas invitan a la implementación oficial de un protocolo de conmociones que esté regulado por la Femexfut o por la Liga BBVA
Como en la NFL
Roberto Rodríguez fue médico de campo de Pumas desde 1989 hasta 2014 y de la selección mexicana en la gestión de Hugo Sánchez; el doctor habló de estas situaciones y comentó que en México no existe un protocolo propio para el manejo de estas situaciones, sino que “existe un protocolo de manejo internacional orientado por FIFA, que tiene un programa completo de evaluación y seguimiento de las conmociones cerebrales y se ha diseñado un formato que se llama SCAT5, que sirve para evaluar al jugador dentro de la cancha y fuera de la misma, para ver si tiene la posibilidad de continuar en el juego o es trasladado al hospital”.
Es decir, el médico del club debe estar capacitado para atender cualquier golpe en la cabeza, realizar la primera evaluación y determinar si existe o no riesgo de que el futbolista permanezca en la cancha con base en el conocimiento que está obligado a tener.
Eso sí, remarcó que en una situación así, el médico debe poner máxima atención y asumir una decisión más allá del jugador o del entrenador. Y si bien el protocolo de FIFA marca que dispone de tres minutos para evaluar al futbolista, debe hacer uso de éste o más tiempo, siempre priorizando la integridad del jugador.
Rodríguez subrayó que sería importante que el proceder fuera como en la NFL, donde el jugador es retirado del campo, evaluado y en caso de una conmoción, no puede regresar al campo y debe seguir en observación, incluso estar una o dos semanas sin jugar.
“Así debería de ser, después de una conmoción no deberías cabecear cuando menos durante dos semanas, tener una reevaluación para ver si ya no hay problemas, es más ni hacer ejercicio extenuante por el riesgo que tienes, hay un manejo adecuado para este tipo de problemas, pero el médico del equipo lo tiene que conocer”, remarcó.
Y considera que debe existir “un área médica responsable de tener una capacitación continúa con los médicos de los clubes no solo de Primera, sino de otras categorías, porque los riesgos pueden ser altos, la Liga debería de tener un apartado de educación médica que esté capacitando permanentemente al médico y exigir que tomen el curso de FIFA. No debemos esperar a que alguien muera para actuar”.
RLO