La historia deportiva entre los entrenadores de los Potros de Hierro del Atlante y de la Jaiba Brava del Tampico Madero ha estado muy ligada. Mario García Covalles y Gerardo Espinoza son ahora viejos conocidos; después de trabajar juntos se enfrentan nuevamente por un campeonato, ahora del torneo “Grita México A21” de la Liga de Expansión Mx.
Esto comenzó con la llegada del estratega azulgrana al conjunto porteño en el primer semestre del 2019. Los malos resultados arrastrados por el escuadrón porteño requirieron de un entrenador emergente y Mario fue el elegido para levantar el barco que se hundía con destino a la Segunda División, de donde la franquicia emergió en el 2016.
Ahí se le unió Gerardo, al entrar en los planes de Grupo Orlegi de aprender el oficio de director técnico para en un futuro tomar una encomienda mayor. Ese tiempo fue de mucho aprendizaje, el plantel perdió la categoría, sin embargo, pagó la multa para evitar su desaparición.
Con bríos renovados trabajaron en conjunto para poner al escuadrón tamaulipeco como protagonista. Concluyeron terceros en la tabla general, pero las complicaciones se dieron por el accionar como local, sin embargo, de visitante la cara fue distinta y eso le sirvió para llegar a la Liguilla. Ahí, fueron eliminados en cuartos de final por el Celaya.
Relevo y jetatura
Esa presión que la afición celeste metió sobre García Covalles orilló a la directiva a darle las gracias y nombrar a Espinoza como estratega. Antes de la cancelación de la Liga de Ascenso, el TM Futbol Club estaba en la sexta posición de la clasificación.
Se le dio continuidad a su trabajo para el proyecto de Liga de Expansión y entregó como resultados un campeonato (Guard1anes 2020), jugar el Campeón de Campeones y nuevamente estar con la opción de sumar otro título a su palmarés tanto en lo personal como en lo colectivo.
Lo llamativo se encuentra en los enfrentamientos cara a cara con su homólogo. Van 5 choques y el saldo le pertenece a quién fuera el alumno, con dos victorias y tres empates, que incluye torneo regular y la fase final.
Contra todo esto, el Atlante y su entrenador lucharán por romper una maldición y una tendencia negativa, al agregarle que tras el 2007 cuando fue campeón del fútbol mexicano en la Primera División, todavía con sede en Cancún, ha perdido tres finales.