Nacho Calderón, el portero del espectáculo

Edición Fin de Semana

Ignacio Calderón fue uno de los primeros futbolistas en atraer patrocinadores personales en la selección nacional, luego incursionó en el cine y, sobre todo, en las fotonovelas

Ignacio Calderón (La Afición)
Ciudad de México /

Así lo dijo

Ignacio Calderón siempre soñó con ser futbolista, no por la fama sino por la esencia del deporte. Jamás imaginó que sería una sensación más allá de las canchas con las fotonovelas y las películas. En los años 60, al futbolista profesional se le ligaba solo con los temas de balón, pero él rompió este esquema al incursionar a la farándula y también, al ser uno de los primeros seleccionados mexicanos en tener patrocinadores.

Aunque desde niño a Nacho le gustaba ser espectacular, al menos en sus lances de portero. Él afirma que nadie le enseñó cómo aventarse, cómo caer o cómo meterle las manos al balón. Fue todo muy natural, sus dotes eran completamente natos y le ayudaron a forjar una carrera de 18 años. 

Eso sí, más allá del talento futbolístico, el oriundo de Guadalajara siempre tuvo un carisma muy marcado que, aunado al éxito y popularidad como portero de las Chivas, lo ayudó a entrar en un terreno nunca antes pisado por un jugador: la farándula.

“Antes del Mundial de 1970, muchos patrocinadores nos llamaban para firmar balones, ahí se inició todo, porque después me invitaron a hacer comerciales de pantalones Portefino, y sí, fui de los primeros jugadores en tener un patrocinio”, comenta Ignacio Calderón en entrevista con MILENIO-La Afición.

Y en seguida agrega: “no se concebía en aquel entonces que un deportista hiciera cosas artísticas, como que no se llevaba muy bien. La imagen que se tenía es que todo debíamos hacerlo por el futbol y el deporte”.

FOTO: Ignacio Calderón (Mexsport)

Calderón tenía el porte que se requería para los anuncios. Con su metro con 80, sus ojos verdes, el físico atlético y la abundante cabellera, no pasó mucho tiempo para que también los productores de las fotonovelas lo buscaran. Sí, era el galán del futbol mexicano. 

“Fui muy criticado”, insiste Nacho desde su casa en Guadalajara, “pero después lo aceptaron, les gustó, fui el primero en hacer fotonovelas, después lo hizo Rafael Puente, Jorge Campos, Raúl Orvañanos, muchos más, pero el que inició todo fui yo”.

Calderón entró de lleno al mundo del espectáculo cuando César Costa lo invitó a hacer una película de nombre Adiós, cuñado, en la que su único inconveniente fue un llamado a las cinco de la mañana, pero después de eso no hubo problema alguno.

“La hice cuando estaba concentrado con selección para irnos al Mundial de Inglaterra en 1966. Le pedí permiso al entrenador Nacho Trelles y me lo dio. Se acoplaron a los horarios en los que yo podía. Y así se hizo esa película. Yo me fui al Mundial, regreso y fue cuando empezó a estrenarse en los cines nacionales”.

Ese fue el primer contacto con aquel mundo que desconocía, pero que, admite, le gustó, y también describe que en lo económico no le iba mal, porque ya era un jugador reconocido, seleccionado nacional, entonces “sí tenía que cobrar bien, aprovechar”.

Y una cosa llevó a la otra: “Me invitaron a hacer fotonovelas por el éxito de la película. Fue un éxito, porque mi compañera fue la misma novia de la película que era Irma Lozano. Después me invitaron a hacer en exclusiva, 20 fotonovelas al año, de 1966 a 1982 para la editorial novedades”.

Nacho llevó su trayectoria futbolística a la par de la de actor: “Me gustó mucho, porque era otro tipo de ambiente, yo iba a México, llegaba en la mañana, rentaba un auto en el aeropuerto y me tenía que presentar en la locación. Se hacía en un solo día la novela, al final dejábamos las portadas y yo me regresaba en el avión de en la noche a Guadalajara. Tenías que poner la expresión de lo que el director te decía que el personaje iba a decir. Duré muchos años haciendo eso”.

El primero que usó guantes

Ignacio Calderón no solo rompió esquemas con su paso por el mundo del espectáculo, también lo hizo al ser uno de los primero porteros que utilizó guantes. Alguna vez, le insistió a Antonio Carbajal que los utilizara, pero la Tota no se acostumbró. Nacho los usó una vez y no volvió a ponerse debajo de los tres postes sin ellos.

“Una vez unos amigos de mis papás fueron a Europa y yo les pedí unos guantes, les dibujé mi mano en una hoja. Me los trajeron, me los usé y me sentí muy cómodo. Me ayudaba mucho a amortiguar el balón, porque en aquel entonces eran de cuero, cuando llovía eran muy resbaladizos”.

FOTO: Nacho Calderón (Fototeca Milenio)

Aunque no solo fueron los guantes, también se ponía rodilleras: “Me acostumbré y después muchos comenzaron a usar guantes, pero todos traídos de Europa, porque no había nada acá. Las rodilleras las usé porque en la cancha número dos de Chivas, en Colomos, era de pura tierra, y se me quedó la costumbre, aún cuando ya después entrenaba en la de pasto natural”.

Siempre en Jalisco

En 1956, Ignacio y Carlos Calderón fueron testigos del primer campeonato de las Chivas, ahí en el campo Felipe Martínez Sandoval. Ese momento, cuenta el portero, marcó a los “cuates”. Aquellos instantes quedarán en su memoria, como el día que debutó, y algunos otros pasajes no tan positivos como caídas y lesiones.

“Tuve una lesión muy grave en la rodilla, se dio en un partido entre México y Costa Rica en el Estadio Azteca, íbamos ganando 3-0 y faltaban cinco minutos para terminar el partido. Se vino un costarricense solo a mi portería, estaba pidiendo fuera de juego la defensa, no lo marcaron, se vino solo, yo salí del área, adelantó un poco la pelota y yo la quería despejar con el pie, pero en ese momento me levantó la pierna y se me desprendió el ligamento lateral externo, salí en camilla, me fui al hospital y duré cinco meses para volver. Eso fue en 1971, pero todavía jugué 9 años más. Esa lesión me perjudicó mentalmente”.

FOTO: Selección Mexicana en el Mundial de 1970 (Mexsport)

Y claro, tampoco olvida un episodio que lo marcó. El Mundial de 1970 fue un sueño, porque se jugaba en México. Lamentablemente, en los cuartos de final se enfrentaron a Italia, y fueron goleados 4-1.

“A todos nos puso tristes, aunque fue contra el equipo que llegó a la Final y que le ganó a Alemania en el juego del siglo. Para mí el Mundial del 70 fue el mejor de todos, eran 16 selecciones, y estaban las mejores, y cada partido era muy difícil. Perdimos contra un gran rival. Italia nos llevaba mucha ventaja en experiencia. Nosotros no teníamos un jugador con experiencia en Europa, como ahorita que hay varios y aportar en un Mundial”.


  • Minelli Atayde Zarco
  • minelli.atayde@milenio.com
  • Editora general de La Afición. Periodista deportiva con 20 años de experiencia. Conductora de La Afición en Milenio Televisión

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