América sigue líder, pero dejó ir una oportunidad clave para desprenderse en el torneo, regresó otra vez la cara desconocida de las Águilas, que siguen siendo un equipo de altas y bajas, que tiene como sello por ahora la inconsistencia, da un buen juego y otro malo. Querétaro, un equipo más limitado en nombres, tuvo la gallardía para vencerles. Un mazazo y un golpe de realidad para los de Coapa que cayeron por 4-1.
Si a media semana contra Santos, los de Coapa tuvieron media hora excelsa y llena de eficacia, ante los Gallos fueron un equipo irreconocible, sin creación ni conexiones en ataque, alargado y hasta un tanto lento.
No pudo presentarse América, que empezó a verse superado por un equipo que dio un baño de fe, la victoria contra Cruz Azul sirvió como punto de inspiración. El conjunto de Alex Diego ha creído que puede competir desde lo anímico y también en lo futbolístico, rompiendo barreras y carteras, porque la cancha no conoce de billeteras.
América fue incapaz de tomar la pelota para ir al frente, cuando lo hacía se topaba con un Querétaro bien ordenado, que cerró cualquier camino, y a los azulcremas les faltó una chispa de arrebato. Córdova, Suárez y Roger iban y se estrellaban. Viñas como un náufrago en la delantera.
Los Gallos tuvieron un par de llegadas en las que le avisaron a América que tenían los argumentos para causarle daño. Primero, Montes entró por izquierda y tiró una diagonal para Kevín Ramírez, éste chutó y Ochoa respondió con un buen manotazo. Luego, Sepúlveda se perdió el gol en un cabezazo tras un centro de Luna.
Media hora de juego y América, la mejor ofensiva del torneo, no había lanzado un tiro a gol. Y encima, en un tiro de esquina a favor de las Águilas, Querétaro armó un contragolpe vertiginoso, en cuatro toques se instalaron delante de medio campo. Zurita avanzó unos metros y levantó un centro a segundo palo donde llegó el charrúa Hugo Silveira para empalmar con la derecha y vencer a Ochoa al 35’.
Y aunado al gol en contra, el partido se puso cuesta arriba por una expulsión de Richard Sánchez por doble amarilla, en una clara falta de concentración del mediocampista paraguayo. América era un despropósito.
El Piojo trató de ajustar y mandar el equipo al frente, sacó a Reyes y Suárez, de muy poco aporte a la ofensiva. Para darle juego a Emilio Sánchez y Henry Martin. Era una buena cuadratura para aspirar al empate.
Reaccionó América, y Querétaro dio un paso atrás, las Águilas fueron más punzantes que en todo el primer tiempo y encontraron el empate, Córdova (que pasó a jugar como lateral izquierdo) se agregó y asoció con Viñas, el charrúa aguantó la bola y esperó a Córdova, quien tiró y tuvo la suerte de un desvío para empatar el juego al 57’.
Poco le duró el gusto al América, porque Querétaro, en una pelota parada adelantó líneas y en una segunda jugada, Islas centró para Cervantes, el defensa central remató como si fuera un killer nato, una volea con la derecha que venció a Ochoa al 60’. Otra vez América al remolque.
Pero ya no tuvo capacidad de reacción, el equipo claudicó a los contragolpes de los Gallos, Omar Islas recibió de Silveira y con un tiro raso batió a Ochoa. Ahí se rompieron las Águilas, a las que el arrebato les duró 15 minutos. Y en la recta final Silveira puso el último clavo. América fue un saco de golpes al que golpeó una y otra vez Querétaro.
América perdió el invicto, sigue como líder general igualado con Cruz Azul en puntos, pero lo que más de le debe preocupar al cuerpo técnico es que de una semana a otra se miran en el espejo y no se reconocen. No se sabe qué imagen mostrará y eso es más inquietante que cualquier derrota.
Mientras, Querétaro es un equipo que va creciendo, en una semana doblegó a dos candidatos al título, vencer a Cruz Azul y América le llenan la moral a Alex Diego, un entrenador que empieza a demostrar sus hechuras.