Comparado con un secuestro, la cuarentena es la gloria: Romano

El entrenador argentino recordó el difícil episodio que vivió en 2005; le pide a la gente que tenga paciencia durante la emergencia sanitaria por el covid-19

Rubén Omar Romano, ex futbolista argentino (Imago7)
Eduardo Espinosa
Ciudad de México /

Hace unas semanas, Rubén Omar Romano posteó un mensaje en el que le pedía a la gente que tomara con tranquilidad la cuarentena por el covid 19; el entrenador aludió que permanecer en casa es preferible a vivir otras situaciones, como la que el sufrió hace 15 años cuando fue secuestrado.

En charla en un Instagram Live con MILENIO-La Afición, Rubén Omar recordó aquel episodio cuando era entrenador de Cruz Azul y un grupo delictivo lo privó de la libertad después de un entrenamiento, por eso asegura que el no poder salir de casa por la emergencia sanitaria no lo acongoja, al contrario, lo ve como la gloria.

"La vivo con mucha serenidad, yo viví algo más feo que esta pandemia, 65 días en un secuestro donde la pasé muy mal y esto es la gloria, por eso estoy tranquilo porque hay que tener mucha paciencia; hay que agradecer mucho a la gente del sector salud, porque son los que salvan vidas y hay que darles un gran aplauso a ellos".

Romano rememoró lo que vivió en aquellos 65 días: "Estaba con ese temor de lo que pudiera pasar, más allá de que no tuve mala atención, no tuve agresiones, salvo las últimas semanas donde tenía que hablar con mi hija y decirle lo que iba a pasar, por lo demás no me hicieron nada, me daban la comida que quería, pero siempre esposado y tapado de los ojos, lo más importante es que eso ya pasó…mucha gente lo puede contar y otros no".

Y es una vivencia que no podrá olvidar nunca, aunque fue el futbol y su labor como entrenador el que le ayudó a superarlo: “Lo recuerdo siempre y siempre va a estar en mi cabeza; más allá de que nunca tuve que ir con un psicólogo, solamente hablándolo, sacándolo mucho al principio y estando en un campo de juego, que era lo más importante para mí y así lo visualizaba. En mi encierro me mantenía vivo mi familia, rezaba todos los días y visualizar estar en un campo de juego, por eso regresé a los tres días; a mí lo que me hacía no pensar en eso era estar en un campo de juego, lo mío era trabajar.

“El primer mes, cuando vine a Guadalajara a ver a mi papá que estaba internado porque le dio un preinfarto por todo esto, cuando salí del hospital, en la noche, me paró una patrulla y asustado lo primero que hice fue gritar ‘soy Romano, soy Romano’ en las primeras semanas estaba apanicado en la salida, pero después ya no”.

​FCM

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