Luego de su paso por el Atlético Celaya, Rubén Omar Romano fue contratado por Tecos para alejarlos del tema porcentual, objetivo que logró el argentino, quien realizó un par de temporadas positivas.
Su salida del conjunto de la Peral Tapatía no fue por resultados, si no porque le exigieron alinear a un futbolista, ni mas ni menos que al hijo del mandamás, Juan Carlos Leaño.
“Con el Cheto nunca tuve problemas, pero sí salí por él, esa es la realidad. A 24 horas antes en un partido, faltando dos fechas para que terminara el torneo me dijeron que lo tenía que poner a la fuerza, yo no acepté y tuve que salir. Con el tiempo te das cuenta de cosas, pero con el pibe nunca tuve problemas”.
Romano recordó cómo fue que recibió la llamada para exigirle que el apodado Cheto estuviera en el once titular para enfrentar a Monterrey.
“Estaba cenando con él (Juan Carlos Leaño) cuando vino la llamada de Guadalajara. Estábamos a 24 horas de que iniciara el partido en Monterrey, pero si me hubieran dicho desde que iniciamos la semana hubiera trabajado con él, pero 24 horas antes, era traicionarme a mí y a los jugadores. El pibe era un fenómeno conmigo, pero era obvio que el papá quería eso y vinieron esas presiones que no acepté. Al otro día me fui”, explicó el argentino, quien en su contrato había incluido una cláusula en la que remarcaba que si salía por una imposición deberían de pagarle un monto, el cual nunca le cobro a José Antonio Leaño.
FCM