Dicen que fue la mejor generación de futbolistas mexicanos. En 1994 dieron una muestra del gran nivel futbolístico de México, la selección del Profe Mejía Barón, maravilló al medio internacional al jugarle de igual a igual a Italia y estuvieron a nada del quinto partido, de dar ese pequeño paso en la historia del Tricolor, pero se quedaron en la orilla al caer en penaltis ante Bulgaria.
México dio una gran muestra de la evolución, dejando de lado a los Cachirules y a los ratones verdes, uno de los ídolos de esa generación es Ramón Ramírez, quien en un Instagram Live con el programa Pelota Querida, habló sobre lo que le faltó a México en ese duelo ante los búlgaros, al Tri le faltó personalidad.
“Los europeos juegan distinto los amistosos que los partidos oficiales y nos sorprendió. Conforme pasaron los minutos, más allá de la polémica de los cambios (Mejía Barón no hizo una sola modificación en ese encuentro), que los técnicos tienen ese derecho, nos faltó más a los jugadores, más personalidad, más deseo de no llevarlo a tiempos extra y penales”.
¿Qué mas recuerdas de esa generación?
“Fueron procesos bien interesantes, todos con gente muy capaz. Tendría que hablarte del ‘94 que quien inició el proceso fue César Luis Menotti y lo retoma muy bien el doctor Miguel Mejía Barón, que tenía la misma filosofía de equipos atrevidos, que corrían riesgos. Él tenía una frase, que a la Selección no van siempre los mejores, van los que él cree que son mejores para su estilo y me parece correcto. Hay técnicos con un estilo muy clavado pero si no tiene elementos para ese estilo de juego, terminará como fracaso. Mejía Barón agarró jugadores ligeros, que manejaran una o dos posiciones, que recuperaran la pelota, ese fue el proceso del ‘94”.
El Nayarita afirmó que antes del Mundial del 94 había incertidumbre, que había hasta desconfianza por la calidad de los tres rivales, dos con mucho talento como Noruega e Irlanda y la histórica y campeona Italia.
“Ya en la Copa del Mundo, íbamos con incertidumbre, hasta desconfianza de si podíamos o no pasar. Noruega era el mejor de Europa en ese momento, Italia de los máximos campeones y el estilo de Irlanda nos podía complicar. El primer gran reto era calificar y lo hicimos, pero no sé si al mismo tiempo nos relajamos o confiamos, porque sentíamos que Bulgaria ya no era tan poderoso como los rivales de grupo y que eventualmente íbamos a pasar. Nos vimos sorprendidos”.
Ramón recuerda que él no volvió satisfecho de ese Mundial, pues los dos partidos que jugó México los perdió y que lamentablemente no cumplió sus expectativas.
“Yo me quede con un sabor amargo, agridulce, porque creo que cumplí bien el proceso de eliminatoria, estuve siempre como titular en Copa América y Copa Oro, pero después del partido con Noruega, perdí el lugar, me fui a la banca. Regresé contra Bulgaria, así que perdí los dos partidos que jugué. No fue el Mundial que esperaba, al interior del grupo nos quedamos con la insatisfacción de que en los 90 minutos, con más atrevimiento hubiéramos ganado”.
JMH