Su vocación como formador de talentos siempre ha estado enmarcada por su pasión por las luchas asociadas, que desde su juventud, forjaron su destino, mismo que hoy lo mantiene como el principal responsable del gremio en la entidad y como el encargado de la cuna de su deporte en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Jorge Alberto Rosas Díaz, entrenador y presidente de la Asociación de Luchas Asociadas, vivió de cerca la importancia que la guía correcta tiene en la formación integral de un individuo, compromiso que desde hace casi veinte años asumió, siendo parte fundamental del crecimiento y desarrollo de jóvenes en Puebla, experiencia que comparte con los lectores de MILENIO Puebla.
¿Cómo llegas el mundo de las luchas?
“Desde muy pequeño. Soy hijo de madre soltera, ella siempre tuvo la inquietud de que practicara deporte, decía que la ociosidad era la madre de todos los vicios, siempre me llevaba a practicar algún deporte, inicié con la natación en el Cenhch. Empecé a practicar judo cerca de la Arena Puebla, en el Sindicato del IMSS, hasta que se cambiaron de sede y dejé de entrenar muy a mi pesar. En sus épocas de estudiante, mis tíos estudiaron en la Ciudad de México y ahí entrenaron lucha olímpica, cuando nos veíamos, practicaba un poco con ellos, se dio la oportunidad ya que podía transportarme solo, a los 12 o 13 años y me vine a entrenar al equipo de lucha olímpica de la BUAP”.
¿Qué logros destacas de tu etapa como luchador en activo?
“Participé en dos campeonatos nacionales, en el 94 y 95, ahí no tuve ningún resultado en medallas, en el 96 fue la primera Olimpiada Nacional en la Universidad. Ahí obtuve medalla de bronce, en 97 plata, en 98 plata también. Como estaba en categoría juvenil y en la universidad, también tuve participación en la Universiada Nacional, en el 97 fui subcampeón, 98 y 99 también subcampeón, en 2000 fui campeón nacional universitario. Ese año tuve un entrenador con el que me sentí muy a gusto, muy motivado, pero se retiró, se fue de Puebla, cambió un poco la estructura de mis entrenamientos, era el final de mi carrera universitaria y me alejé un poco del deporte, pero hubo un detonante en mi vida que me cambió para siempre: en el 2001 fui papá, esa situación me orilló a retirarme de los entrenamientos y a terminar mis estudios y trabajar”.
¿Cómo te iniciaste como entrenador?
“Parte de esa apertura laboral fue ingresar a la BUAP como entrenador deportivo de lucha universitaria en 2004. Desde ese día a la fecha hemos participado tanto en los eventos universitarios, como en los convocados por la Conade. Siempre quise dedicarme al deporte, pero las condiciones económicas y familiares no siempre fueron las mejores, cuando yo quise estudiar una licenciatura en entrenamiento deportivo, en Puebla no existía, la Cultura Física no existía en la BUAP, la opción era irme a la Ciudad de México (...) estaba la opción de estudiar licenciatura en Educación Física en el BINE, pero no era lo que yo quería, entré a Economía, entregué mi título, estudié mi maestría en Ciencias del Deporte, pero siempre estuve allegado a la parte deportiva. Antes de entrar a trabajar como entrenador, tuve una propuesta para entrar a la Secretaría de Finanzas, pero decidí venirme para la BUAP y hacer lo que me gustaba”.
¿Cuáles fueron tus primeros logros como entrenador?
“Empecé de cero, había un entrenador en jefe pero por su edad no estaba tan avocado, tuve que hacer un trabajo de iniciación (...) el que llegaran los primeros atletas fue complicado, el 2004 fue como un año de gracia, de prueba, a partir del 2005 comenzamos con representaciones, comenzaron a haber medallas, en 2007 tuvimos a la primera campeona nacional universitaria, ese mismo año ella fue subcampeona panamericana. A partir de ese año fue una situación de obtener mejores resultados y mejores atletas, hemos tenido muchos atletas que han sido campeones nacionales, medallistas panamericanos, seleccionados nacionales, en categorías cadetes, juveniles y adultos, hemos tenido participación en eventos pre olímpicos, así ha sido hasta el día de hoy que se reactivó la Universiada, este año tuvimos en Alma Céspedes a la campeona universitaria”.
¿Cómo se da la presidencia de la Asociación?
“La parte administrativa no era de mi competencia, pero me di cuenta que era importante el trabajar de la mano con Federaciones, en algún viaje cuando platiqué con el presidente de la Federación me dijo: ‘ustedes tienen que hacer un trabajo en la Asociación’. Decidí darle forma a la Asociación para crecer, el deporte lo he visto como una manera de desarrollo integral en niños y jóvenes. Pensé en darle una oportunidad de una práctica deportiva más estructurada, más disciplinada a más personas, así estructuré la Asociación y llevo cinco años como presidente, comencé a tocar puertas, así se empezó a dar el trabajo con el municipio, estado, iniciativa privada, escuelas, tratamos de hacer un trabajo en pro del deporte del estado y estudiantil”.
¿Cuáles son tus objetivos en el plano personal y profesional?
“Quiero dejar un trabajo estructurado en un periodo más, terminar un ciclo de ocho años, me gustaría que alguien más tomara la presidencia (...) A mí me gusta mucho trabajar con los chicos en la parte deportiva, pero también en la parte de su formación integral, yo creo que el deporte es un agente formador de seres humanos de bien, yo les digo a mis alumnos que lo menos que te puede dejar el deporte es una medalla, formación, valores, amistades para toda la vida, pueden ser buenos atletas, mejores personas. Pienso seguir trabajando al frente de la Asociación, siempre es importante entrenar, así que cuando deje de ser presidente, seguiré entrenando, unos 15 o 20 años más en la universidad. Mi prioridad es mi familia, tengo tres hijos, trato de mantener un equilibrio en lo laboral, familiar y personal, pero algo para mí que es muy importante es el trabajo con los chicos, eso es lo que más me llena de satisfacción”, finalizó.
AFM