Marco Verde se ha convertido en uno de los nombres del momento, no es para menos, el boxeador mexicano ha hecho historia al convertirse en el pugilista que rompió con una sequía de 40 años sin que algún peleador nacional lograra llegar a la final de los Juegos Olímpicos. Ahora, el reto es bañarse en oro y dejar su nombre en un sitio aún más grande.
Detrás de la gesta de Marco hay algo peculiar, el originario de Mazatlán, Sinaloa, heredó de su padre la pasión por el box, porque su progenitor fue un atleta de alto rendimiento, uno que llegó también al máximo escenario. Manuel Sammy Verde acudió a los Juegos Olímpicos de Barcelona, pero no tuvo fortuna en su presentación y cayó ante el francés Patrick Aouissi, en su primer combate en Barcelona 1992.
Fue un miércoles 29 de julio cuando Manuel Verde se presentó en la ciudad condal y así lo contó Daniel Esparza Hernández, enviado de La Afición a dicha justa veraniega.
“Con una evidente falta de experiencia entre las cuerdas, el sinaloense Manuel Verde fue víctima en tres asaltos por el francés Patrick Aouissi. Todo terminó para Verde al minuto con 46 segundos del referido round, cuando el europeo le conectó una derecha al mentón que lo puso en muy malas condiciones, recibiendo conteo por parte del réferi, quien determinó poner fin al desigual encuentro.
“El mexicano intentó presentar alguna oposición, pero Aouissi traspuso las cuerdas con una gran determinación, imponiéndose a su rival en todos los terrenos y ya para el segundo episodio tenía una ventaja de 24-4 en las puntuaciones".
“Verde se mostró desconcertado por el continuo y sostenido ataque del fornido púgil francés, que provocó una evidente inflamación al mexicano en el ojo derecho (...) Pocos fueron los momentos en que el sinaloense respondió en la misma medida a su adversario, peleador de gran experiencia con más de 100 combates registrados en su historial, por poco menos de 40 por parte de Manuel. En el tercer y último asalto Verde intentó reaccionar y buscar el nocaut, pero todo quedó en eso y rápidamente fue sometido por el francés”.
Don Manuel le trasladó a Marco esa pasión por el boxeo, y Marco se tomó como algo personal reivindicar a su padre, año tras año, golpe a golpe tenía como meta llegar a París y alcanzar lo que su padre no pudo, con su triunfo ante Tiago Muxanga honró a su padre.
Frente a Dev Nishant aseguró una medalla olímpica, un júbilo total para él y su familia. En la semifinal venció a Lewis Richardson y rompió con 40 años sin ver a un mexicano pelear por el oro en el pugilismo mexicano.
Este viernes, Marco Alonso Verde Álvarez volteará a la tribuna, ahí verá a su padre, el mismo que le relató la experiencia de vivir unos Juegos Olímpicos, 32 años después puede bañar en oro la herencia familiar.
Con información de: María Guadalupe Martínez González
JCVL