Chivas y América recibieron este sábado la tradicional serenata de su afición, previo al encuentro del Clásico Nacional en la vuelta de la semifinal de vuelta de la Liga MX.
La idea original era que el recibimiento se hiciera en el aeropuerto, pero el cambio de logística del equipo, generó que la bienvenida de la afición se hiciera en el hotel de concentración.
La explanada del lugar fue una fiesta. Los primeros invitados llegaron cerca de las 16:30 horas y conforme pasaba el tiempo el grupo se hacía más grande.
Después llegaron los grupos de animación rojiblancos , con sus bombos, trapos, banderas y bengalas. Así comenzaron los cánticos.
“Ya me voy para la cancha, ya me voy a ver a Chivas”, comenzaron a cantar, mientras ondeaban sus banderas.
La seguridad del hotel y de la Secretaría de Seguridad Pública formaron un cerco en la entrada del lugar para evitar cualquier altercado.
Cayó la noche, pero no el ánimo. Los cánticos seguían y es que los aficionados rojiblancos confían en que el equipo podrá dar la vuelta en el marcador mañana en el Azteca.
Los jugadores y el técnico Veljko Paunovic salieron a dar las gracias y desde las escaleras aplaudieron a su gente. El Nene Beltrán tomó una bandera con la palabra “Naucalpan” y la ondeó por lo alto. Mientras que el resto de jugadores grababa con sus celulares y disfrutaba del momento.
El estratega rojiblanco se veía contento, pues nunca había presenciado un recibimiento de este tipo en la capital rojiblanca.
Ni la lluvia aguó la fiesta
Un aguacero cayó mientras los aficionados seguían con sus cantos y entonaban el: “El que no salte es un…”, mientras los jugadores se abrazaban y brincaban sonrientes. Incluso, niños y bebés permanecieron en la explanada del hotel a pesar de estar mojados.
La fiesta fue de tal grado, que hasta un americanista se unió a ella. Un aficionado con la camiseta del América llegó a las instalaciones con su hijo pequeño, que llevaba la playera rojiblanca y le pidió a otro que les tomara una foto, fue entonces cuando se bajó el cierre de la chamarra con la que escondía sus colores y se tomó la del recuerdo, para luego subirse nuevamente el cierre.
El primero en despedirse fue Paunovic. El serbio levantó los brazos y agradeció a los aficionados que seguían cantando. Fue una buena experiencia para el técnico tapatío.
Uno a uno, los futbolistas comenzaron a entrar al hotel, menos Alexis Vega, quien se quedó en las escaleras firmando autógrafos a los más afortunados que consiguieron llegar hasta ahí a pesar de la seguridad.
Los aficionados permanecieron unos minutos más, hasta que los miembros de la policía, uno de ellos bastante prepotente, les pidieron que se retiraran del lugar.
Así se llevó a cabo la serenata a Chivas de su afición capitalina, que mañana espera celebrar el pase a la gran final y mantenerse con su porra: “Que mañana, cueste lo que cueste, que mañana tenemos que ganar”.
FCM