Pasión en las tribunas y electricidad en el campo de juego. El América contra Pumas que acabó en empate a un gol fue un partido de alto nivel, uno que estuvo a la altura de las expectativas, uno que deja a Universidad con el orgullo intacto y al América con un dejo de agridulce, porque salía como favorito y se topó con un equipo que no se intimidó ante sus registros.
No hay duda, el clásico capitalino entre América y Pumas despierta una pasión especial en las tribunas. Y eso siempre se agradecerá, porque en el campo de juego también inyecta una cuota de motivación a los jugadores.
El partido correspondió en la cancha, hubo lapsos para todo; bien disputado en el medio campo y a veces saltando líneas, con imprecisiones de ambas escuadras en la última zona, pero también con algunas llegadas que pudieron terminar en más.
Sí, Antonio Mohamed ha cambiado el rostro de Pumas, Universidad se ha despojado de complejos, vino al estadio Azteca a jugar, se olvidó de la tabla general, no se refugió en campo propio. La mística y el espíritu han vuelto al equipo. Salió al cara a cara, como se le demanda a esta escuadra, no fue un equipo pequeño, sino uno que estuvo a la altura.
De hecho, en el primer tiempo fue el equipo que estuvo más cerca del gol; mientras América fue incapaz de tener un tiro a gol. Universidad fue capaz de negar a la mejor ofensiva. Primera parte del trabajo hecho.
Y es que las Águilas no se encontraron, se toparon con un equipo bien estructurado en defensa y que le salió a presionar como pocos lo han hecho. Gran labor de Caicedo y Rivas en medio campo para cortar el flujo de Fidalgo y Richard. Pumas fue un equipo lleno de pulmones, muy solidario en los recorridos.
Huerta, con un tiro raso; Dinenno con un doble remate que fueron tapados por Fuentes y Malagón, mantuvieron el cero. América respondió con un tiro libre de Richard que pasó apenas desviado y sobre el final del primer tiempo, Dinenno tuvo un cabezazo que también salió desviado. Buen primer tiempo, con aciertos y errores, y la espera de un héroe en el complemento.
El segundo lapso mantuvo la temperatura, Pumas mantenía el pulso y América hacía el esfuerzo por encontrar el espacio para causar daño.
El Tano sacó a un extraviado Cabecita por Roger para buscar al menos un remate a gol. Mohamed (desde el palco porque fue expulsado al 40’) lanzó el cambio de Diogo por Del Prete. Rivas probó de media distancia y Malagón mandó a córner. En el cobro Pumas ganó por arriba, Malagón salvó sobre la raya, pero Freire se hizo con el balón, tiró y Araujo desvió el balón al fondo al 67’.
Otra vez América a remolque como en las últimas semanas, pero de nuevo su reacción apareció y fue casi inmediata. Diogo cometió un penal sobre Cáceres. Henry lo cobró y anotó al 69’ el de la igualada. Partido eléctrico.
Los dos tomaron sus reservas, aunque América apretó un poco más en el final. Se la perdió Viñas al 88’, cuando quedó solo en el área, pero el zurdazo del charrúa se fue por encima del larguero.
Pumas se llevó del Azteca un punto cargado de orgullo y espíritu. No se sabe si la alcanzará para llegar al repechaje, el cual buscará la próxima semana en Monterrey. Lo que está claro y se ratifica es que se perdieron muchos meses con Rafael Puente.
América se mantiene en la zona noble, tendrá que ir a Juárez a buscar su pase directo a la Liguilla.
DAO