"Nosotros, el futbol americano lo tenemos en el ADN", expresó Alejandro Santoyo Aguirre, quien es la cabeza de la familia Santoyo, la cual se comprende de tres generaciones de amantes y talentosos jugadores del fútbol americano que actualmente residen en León Guanajuato.
Todo comenzó con su padre, Edgar “el Divino” Santoyo Navarrete, quien jugó fútbol americano estudiantil en los Toros de Chapingo y fue jugador del año en 1964. Actualmente tiene 78 años y desde el 2017 entró al salón de la fama nacional de fútbol americano, lo que ha sido una inspiración para su hijo y sus nietos.
Alejandro Santoyo nació hace 50 años en Mérida, Yucatán en un entorno donde los deportes más populares eran el fútbol soccer y el beisbol, por lo que hasta su llegada al centro del país comenzó a jugar fútbol americano.
Inició en el Instituto tecnológico de Celaya, para después jugar en la liga intermedia siendo parte de los fundadores de los templarios de la Universidad de la Salle. Más tarde entró a la liga mayor con el equipo leones de León y fue hasta sus 38 años cuando se suma a los Gigantes de Querétaro en una liga semi profesional.
Relata que ahí sus hijos descubren este deporte, y deciden dedicar su vida al fútbol americano. Erick Santoyo es el hijo mayor, quien a sus 14 años comienza a jugar a los 14 años en los Linces de la UVM en Querétaro hasta la intermedia, ahí se vuelve MVP de la liga y jugador del año. Ahora con 27 años juega profesionalmente en los Pioneros de Querétaro.
Erick, quien ha recibido el apoyo absoluto de su familia describió qué es lo más importante para ser considerado el jugador más valioso: "Es un esfuerzo, pero si es algo que te gusta se da, no necesitas esforzarte de más. Si es tu pasión lo puedes lograr en cualquier momento. Son tus habilidades y si confías en ti mismo, surgirá la oportunidad de ser MVP"
Su segundo hijo, Andrés Santoyo, comenzó su carrera deportiva en los Gatos Salvajes de la Universidad Autónoma de Querétaro, después con los linces de la UVM, incursiona a los Gigantes en León y es reclutado por el Tecnológico de Monterrey campus Puebla, donde le ofrecen una beca estudiantil incluyendo alimentos y hospedaje.
Andrés tuvo que mantener un promedio mayor a 8.5 para jugar el equipo de la universidad y continuar con dicha beca. En 2016 fue seleccionado para representar a México en el mundial celebrado en Monterrey, Nuevo León. En dicha fecha fue campeón junto a sus compañeros abatiendo por primera vez en la gran la final a Estados Unidos, hecho histórico.
“Este deporte nos une, es familiar, conoces grandes amigos, mi mujer es parte fundamental. Te sacrificas no solo físicamente, sino que pierdes vacaciones, somos papás de tiempo completo en el fútbol americano. Te vuelves aguador, manager, viajas con ellos a dónde tengan que participar y es una pasión que nos ha unido como familia”, compartió Alejandro.
Por lo tanto, Alejandro ha trabajado con colegas del futbol americano de su misma generación para crear una liga con los mejores jugadores de León en categoría de más de 40 que buscan impulsar el futbol americano en León. Esta liga le da la oportunidad a los mayores de 40 años a participar y limar asperezas construidas a lo largo de los años cuando jugaban de rivales.
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Incluso comentó que con ayuda de su esposa ha creado la asociación llamada "Queriendo Ser Grande AC" , la cual busca orientar a los padres de familia que tienen hijos con el potencial suficiente para recibir becas en las universidades mexicanas, a perderle el miedo y dejar que sus hijos se aventuren a lograr sus sueños y crecer en este deporte.
"Hay muchísimo talento en León, pero hay muchos chavos que los que los limitan son los papás, porque no quieren que se vayan. Sus miedos los contagian a los chavos y no les dejan seguir sus sueños. La asociación está hecha para que no tengas pretextos, nosotros vemos la posibilidad de conectarlos con los equipos en universidades donde los podamos colocar", concluyó.