En la historia de la lucha libre se pueden contabilizar un centenar de ídolos, pero las leyendas del pancracio se cuentan con los dedos de la mano, y Jesús Juárez Rosales puede presumir que ha ingresado a esta selecta lista de legendarios dentro del deporte de los costalazos, y es que, es el único que con dos personajes distintos ha conquistado a millones de fanáticos y a diversas generaciones gracias a su gigantesco carisma.
La pequeña gran estrella incursionó en la lucha libre en 1984, luego de que Tinieblas lo vio saliendo de un cine en compañía de sus amigos e inmediatamente le propuso convertirse en la mascota del legendario Gigante Sabio; al principio se negó, pues no quería ser el blanco de golpizas, pero al enterarse que únicamente acompañaría al gladiador, aceptó.
“Llegar a la lucha libre fue circunstancial. Yo andaba en eventos de espectáculos y llegaron a trabajar unos luchadores que me invitaron a entrenar. Al principio dije que no a pesar de que sí me gustaba la lucha libre. Yo no quería recibir golpes, pero me dijeron que lo hiciera por mi salud, entonces decidí iniciar a entrenar y estuve con ellos durante cinco años. Un día fui a un cine con mis amigos y ahí estaba Tinieblas, obviamente sin máscara y después me contactó por medio de los luchadores que conocía y me dijo que andaba buscando una mascota”, expresó Juárez Rosales, quien continuó con su relato:
“El diseño de Alushe lo realizó Tinieblas, él quería un perrito o algo que llamara la atención, así que diseñó el personaje. Me dijo que solo subiría al ring a saludar, después me dijo que Capulina haría un programa y él estaría ahí y me invitó para que me conocieran. El productor me dijo que me quedara en el programa que duró dos años y medio. Estar en el programa hizo popular al personaje y le pedían a Tinieblas que fuera y solo estuviera parado en una esquina y que nadie me tocaría, pero hubo una lucha muy buena, me emocioné y le tiré unas patadas voladoras a un rudo, a partir de ahí vinieron los continuos golpes”, señaló la persona más pequeña de México (mide 90 centímetros de altura), quien antes de entrar a la lucha libre se desempeñó como mecánico, pintor, comerciante, animador en eventos infantiles y fue parte de caravanas artísticas junto a su mamá y uno de los actores mexicanos con acondroplasia, Tun Tun.
Kemonito, su segunda gran oportunidad
En el 2005, luego del adiós del Gigante Sabio, Jesús fue buscado por el Consejo Mundial de Lucha Libre para darle vida a la mascota de la Seria y Estable, empresa con la que hoy sostiene un pleito legal por una deuda, así como por el nombre y la imagen de KeMonito.
“Duré 22 años con Tinieblas y luego de separarnos me mandan hablar del Consejo Mundial de Lucha Libre y me proponen ser la mascota. Recuerdo que me dieron una hoja con un dibujo y me dijeron que los colores deberían ser azul y amarillo, entonces yo empecé a coser el traje y la máscara. Había que ponerle nombre, y el doctor Alfonso Morales fue quien empezó a decir: ‘mira, que monito se ve’, para todo era ‘que monito’, así que él fue el que me bautizó como KeMonito”, recordó Juárez Rosales, quien volvió a solicitarle al CMLL que lo único que les pelea es el pago justo de lo que se le debe.
“Esto ya tiene varios meses y me mantenía callado y un poco alejado de todo porque tenía algunas amenazas, lo que yo quería era llevar a cabo todo esto en paz, tranquilo y recuperar lo que es mío, mi pago, pero no quisieron. Querían seguir explotando al personaje hasta que ellos quisieran. La lucha libre me ha dado satisfacciones como cuando subo al ring y la gente, mujeres, niños y señores me aplauden, gritan e incluso algunos lloran, pero las empresas hacen decepcionarse a uno”, enfatiza.
Su mamá quería que creciera a fuerza
Jesús Juárez Rosales, quien durante estos 40 años como profesional ha sufrido fisuras en las costillas, luxaciones de hombro, fracturas en los dedos, recordó que su mamá lo llevó a varios doctores para buscar que creciera.
“Soy el más pequeño de todo México hasta ahorita. De chico sufrí un poco, tuve que ir mucho al doctor, mi mamá me quería hacer crecer a la fuerza, batalló mucho hasta que los doctores le dijeron que no era posible que creciera. Sé que todos tienen problemas, pero los nuestros es subir a un baño o andar entre la gente; no toman en cuenta ni se preocupan por la gente de tamaño pequeño”, concluyó.
AVV