Juana Barraza Samprio, mejor conocida en México como La Mataviejitas estuvo muy inmersa en el mundo de la lucha libre, incluso algunos señalaron que Barraza era luchadora, pero nunca debutó a pesar de haber entrenado lucha olímpica, grecorromana y lucha libre.
Uno de los referís que marcó una época en el pancracio mexicano fue Rafael González, mejor conocido como El Maya, quien recordó algunas anécdotas con Juana, quien organizaba funciones de lucha libre.
“Yo tenía idea que quería ser luchadora, incluso se mandó hacer su equipo y tenía mucha amistad con diferentes compañeros del ambiente luchistico. Hacía promociones y funciones en algunos lados con la ayuda de algunos compañeros. Yo la veía mucho en la Arena Coliseo, no se me olvida porque siempre la saludaba personalmente o desde arriba del ring. La veía muy pegada con varios compañeros y por eso me enteré que hacía funciones, que andaba metida en el gremio”, señaló El Maya.
El referí también recordó que Juana Barraza parecía estar enamorada de él, pues le lanzaba ‘miraditas de amor’.
“Me tocó ir a Azcapotzalco; ella con ayuda de un compañero luchador Doctor X, hicieron una función y me contrataron para ir. Nos fuimos junto con 10 compañeros en un microbús y ella y Doctor X en un taxi. Por la ventanilla me dijo el Doctor X: 'vente para acá con nosotros', la verdad yo no quise, me quedé con toda la bola. Después él se bajó y se subió al micro Y me volvió a decir: 'Mi comadre quiere que te vayas para allá con nosotros', y le dije que no, venía con el ambiente y el cotorreo de los compañeros. Cuando llegamos a la Arena se me acercó y me dijo: 'Ándele señor, me hizo el feo, me despreció porque no se quiso venir con nosotros acá' y yo le dije que venía muy a gusto en el cotorreo.
Cuando terminó la función Doctor X me preguntó si regresaba con ellos o en el micro y le dije que yo me seguí en la camioneta.
Yo sentí, o lo mejor me equivoco como que yo le caía muy bien, como que le gustaba o algo así, pero a mí con todo respeto no me llamaba la atención, es más tenía en mi mente con toda sinceridad, ‘ella tiene cara de hombre’. La traté otras dos o tres ocasiones y no me miraba con malos ojos, pero nunca me agradó la señora, estaba grandota”.
Por último, Rafael González cree que se salvó de ser una víctima más de Juan Barraza.
“Me enteré de que era La Mataviejitas por una revista, y dije '¡Ay en la torre! dónde me andaba yo metiendo, de la que me libré' y con que me hubiera gustado un poquito la señora a lo mejor hasta me hubieran detenido junto con ella por creer que era cómplice”.
EORM