Este 21 de septiembre se conmemoró el Día Nacional de la Lucha Libre Mexicana; uno de los deportes que ha trascendido los años y sigue presente entre las familias mexicanas.
Caracterizado por sus coloridas máscaras y trajes, la lucha libre ha logrado ganarse el corazón de las nuevas generaciones; muestra de ello, los cientos de pequeños que acudieron a la Arena Coliseo Guadalajara a celebrar este día.
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“Vengo a ver a los luchadores porque me gusta cómo se agarran y se avientan y cómo vuelan, esa experiencia es muy va padre, van pasando muchos tiempos tiempo y me gusta -¿ya has venido antes? -ya”, dijo José Ángel, aficionado de la lucha libre.
Muchos, que esperan un día convertirse en luchadores profesionales, portaron las máscaras y trajes de sus ídolos, a quienes pudieron ver de cerca jugárselo todo.
La Arena se llena de familias que disfrutaron del show
La Arena se llenó de familias completas, desde niños, jóvenes y adultos, que disfrutaron de inicio a fin del show.
“Vengo con toda mi familia a disfrutar de un excelente evento. Decidí traerme a toda mi familia con sus máscaras, máscaras profesionales, algo caras, pero es una cosa padre, le inviertes, pero obviamente las luces”, comentó Ramón.
En este día, también los luchadores decidieron llevar a sus pequeños, con la esperanza de que un día sigan sus pasos y el legado de sus familias.
“Somos Linares, somos familia Linares, mi papá el Rayo de Jalisco, su servidor Rayman y ahí está rayman Junior”, mencionó Rayman, hijo del Rayo de Jalisco Jr.
Historia de la Arena Coliseo Guadalajara
El recinto lleva 64 años de vida y es uno de los recintos más emblemáticos de México.
En Jalisco la lucha no es el deporte más popular, pero se ha convertido en uno de los eventos favoritos de los jaliscienses, pues cuenta con martes de glamour, domingos familiares y demás.
Entre semana se trata de llevar a las figuras estelares de la empresa, mientras que el fin de semana el talento local es el protagonista de las funciones.
La historia de los espacios de lucha libre en Guadalajara data de finales de los años 50, donde se realizaban en algunas arenas improvisadas como Arena Oblatos, la Plaza de Gallos, la Canadá Dry, Plaza de toros El Progreso, entre otras, que eran los espacios donde se presentaba lo más sobresaliente de la lucha tapatía y nacional de aquellos años, hasta que el señor Lutteroth, inició el proyecto para realizar un recinto que fuera el más grande de la ciudad.
JMH