Se cumplen 44 años del oro de Daniel Bautista en Montreal 1976

Daniel Bautista hizo feliz a todo un país al colgarse la medalla de oro en los 20 kilómetros de caminata en las olimpiadas de Montreal 1976, la primera presea dorada en la historia del atletismo mexicano

Daniel Bautista (Fototeca Milenio)
Martha Cedillo
Ciudad de México /

A los ocho años, Daniel Bautista tuvo muy claro qué quería ser de grande: competir en unos Juegos Olímpicos y ser medallista de Oro.

El sueño surgió luego de ver a un descalzo Abebe Bikila ganar la presea dorada en los JJOO de Roma en 1960 y ahí empezó su odisea. Comenzó a correr y sumar kilómetros al lado de su hermano Lucio, sin saber que en un futuro acumularía 10 mil kilómetros de entrenamiento por año.

Ese sueño que le llegó por la televisión cambiaría de camino ocho años más tarde, para dejar la carrera por la marcha tras ver al mexicano José “Sargento” Pedraza ganar la Medalla de Plata en México 1968 y toparse, para su fortuna, con el entrenador polaco Jersy Hausleber.

Así, la ilusión infantil, y un arduo trabajo, le dieron a Daniel Bautista la Medalla de Oro un 23 de julio del 1976 en los JJOO de Montreal, consolidando así una exitosa carrera deportiva, título que quiso refrendar cuatro años después en Moscú 1980 pero que al ser descalificado no pudo siquiera salir del túnel para oír los aplausos en el Estadio Olímpico.

Pero eso para Daniel es historia, en su casa no “cuelga” ni un recuerdo, ya sea en fotografía o medallas, sobre sus paredes. De hecho, esa fatídica descalificación dio paso al Daniel Bautista administrador, el que disfruta de la organización deportiva, y que sigue trabajando para el deporte aún y después de su jubilación por parte del Gobierno del Estado de Nuevo León.

A sus 67 años y convertido en “padre y abuelo feliz”, el “Negro”, como se le apoda de cariño, conserva una memoria envidiable. A sus dos nietas, Estefanía y Carolina, no les platica sobre sus triunfos deportivos. Sus hijos Daniela Nashelli, Daniel Jorge de Jesús y Daniel supieron de ellos cuando crecieron.

“A mis hijos yo los acostumbré a que no vieran a su papá como el campeón olímpico, sino como la persona que soy. Cuando yo me retiré, escondí todo o guardé todo para que mis hijos no se enfocaran en su papá que fue el campeón olímpico, sino en su papá el ser humano, el protector, el guiador de su desarrollo”, dijo.

Su medalla, asegura, la regaló a Carlos Arturo Figueroa, un sacerdote amigo suyo, y se la pedía cada vez que se la requerían para alguna exhibición, hasta que la recuperó nuevamente.

“Para mí fue muy bueno guardar en el baúl de los recuerdos todo lo que fui, nunca hay que vivir de los recuerdos, sino de realidades, de lo que vives en la actualidad.

Ser medallista olímpico sí te facilita las cosas, pero no debe ser determinante en que porque fuiste medallista debas tener un puesto tal o cual, sino que te lo tienes que ganar”, señaló con determinación.

Por eso, cuando llegó en el 80 al municipio de Guadalupe a dirigir el Centro Deportivo y Recreativo de Guadalupe (Cedereg) rápido buscó la promoción de deportes como triatlón para la expansión de disciplinas desarrollando un esquema de trabajo basado en la aplicación de la metodología.

“No solamente fui atleta, sino era un estudioso del deporte desde el punto de vista de la aplicación de la metodología y de las políticas del deporte en el mundo.

"Estudié tres meses en 1980 en Alemania en el Área Administrativa para Dirigentes Deportivos, y en el 80 y 89 estudié lo mismo en Berlín. Por parte del Comité Olímpico Mexicano y Odepa (Organización Deportiva Panamericana) y me enfoqué más en la administración, no en la parte técnica nunca quise ser entrenador ni maestro de Educación Física”, reconoció.

Como atleta y de la mano del entrenador polaco Jersy Hausleber, Bautista ganó todo lo posible: Juegos Centroamericanos Colombia 1974, Juegos Panamericanos México 1975 y Puerto Rico 1979, Campeonatos del Mundo Inglaterra 1977 y Alemania 1979 y Juegos Olímpicos en Montreal 1976. Tuvo récord en las pruebas de 20, 30 y 35 kilómetros.

“Todo lo que tenía que ganar. Me preparé para hacerlo y lo gané, fui el mejor deportista del ‘75 al ‘80 reconocido por todos los medios deportivos en México, el Mejor Deportista de la Década en los 70’s reconocido por la prensa de México, el Mejor Deportista Latinoamericano reconocido por la prensa de Cuba, el Premio Nacional del Deporte en el 76 y 77, la Medalla al Mérito Cívico en el ‘86, la Medalla Diego de Montemayor (Monterrey) en 2009, todo eso es resultado de un trabajo que se diseñó muy bien por parte del profesor y la disciplina que nos imponía y la disposición y talento que teníamos nosotros, se conjuntaba y fue que llegamos al éxito, cosa que en la actualidad no se está conjuntando”, apuntó.

Asegura que ahora los entrenadores son permisibles y no cumplen con un entrenamiento planificado de trabajo y en algunos casos ni cuentan con equipo multidisciplinario (doctor, fisioterapeuta, nutriólogo, sicólogo) para el apoyo del deportista.

En sus tiempos y bajo la rigurosa mano de Hausleber, tenían que cumplir con al menos 10 mil kilómetros anuales de entrenamiento, planificación que les dio los resultados a todo el equipo.

“Ahora los mexicanos no ganan Centroamericanos, no ganan Panamericanos, no ganan Campeonato Mundial ni individual ni por equipos... no ganan medalla olímpica, a excepción de Lupita González, y esto me refleja lo que estoy diciendo: que tienes que dedicarte a tu vida deportiva, mínimo al 100 por ciento, nada de relajarte por una lesión.

"Ahora se conforman con calificar, nosotros en nuestra época no solamente era el calificar, sino era ganar y ganábamos todo”, dijo un orgulloso Daniel Bautista.

Esa “hambre de triunfo” la tuvo muy clara desde los ocho años, cuando vio ganar el maratón a un descalzo Abebe Bikila en JJOO Roma ’60 y que se reforzó con la plata del mexicano José “Sargento” Pedraza en los México ’68, pero ahora decidido en la marcha.

En el deporte no hay milagros, tienes que trabajar mucho, estuve muy consciente y me siento muy contento y satisfecho por todo lo que hice porque ni la vida te regala algo, el deporte menos. "Hay que trabajar con plena conciencia de que el tiempo que le estás dedicando ahorita es el único tiempo que tienes para poder hacerlo porque no hay un mañana para recuperar lo que no hiciste hoy. Me siento muy contento”, dijo mientras veía su Medalla de Oro en su estuche… esa que se ganó un 23 de julio de 1976 en los Juegos Olímpicos de Montreal.

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