Álvaro Gaxiola y el accidente que lo dejó fuera de Tokio 1964

El clavadista quedó fuera del equipo tras recibir un golpe en la cara mientras entrenaba, sin embargo, luchó para estar en México 1968 donde logró la plata

Álvaro Gaxiola, medallista olímpico mexicano (Fototeca Milenio)
Ciudad de México /

El clavadista Álvaro Gaxiola logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de México 1968, y fue una presea que le supo a gloria luego de que en Tokio 1964 se tuvo que bajar del equipo tras sufrir un accidente en el entrenamiento y no volvió a saltar durante tres años, por lo que él mismo puso en duda su capacidad de llegar a la siguiente justa en buna forma física y a sus 31 años de edad.

En septiembre de 1964, Álvaro Gaxiola practica sus clavados con giros en la fosa de clavados de Ciudad Universitaria, y esos saltos que dan medallas. De repente, el clavadista falló en su salida y se da un rozón en el trampolín, pero que a unos milímetros más cerca pudo ser mortal.

Gaxiola requirió 20 puntos de sutura que zigzaguearon desde lo alto de la frente hasta la nariz, y después de ese accidente quedó automáticamente fuera del equipo. Tras ese accidente Álvaro dejó de tirar clavados por tres años.

“En verdad, yo ni siquiera había pensado en competir en nuestros Juegos. Y de no haber sido por la tenacidad de mi esposa, jamás lo hubiera intentado. Tenía tres años de no tirarme un clavado en forma oficial, aunque físicamente me mantuve bien. Me gustaba hacer ejercicio, correr y practicar gimnasia en cualquier parque con mi esposa Sylvia y mi pequeña hija Ingii”, dijo Gaxiola

Así que 10 meses antes de los Olímpicos de México 1968, Álvaro comenzó a entrenar y a recuperar terreno nacional e internacional, y el 26 de octubre de 1968 se subió al podio de esa justa olímpica, y a sus 31 años de edad.

Gaxiola ya había asistido anteriormente a una magna justa y fue en Roma 1960 donde se quedó cerca de subir al podio tras lograr el cuarto peldaño en el trampolín.

“Sentí una enorme satisfacción. En Roma había quedado en cuarto lugar y quiérase que no, tenía clavada una espinita. Había estado muy cerca de ganar una medalla, pero finalmente, como todos aquellos que obtienen un cuarto sitio en el deporte, estaba muy insatisfecho porque me había quedado lejos, muy lejos de la gloria deportiva: una presea olímpica... Ahora había cumplido una revancha personal con mi propio destino y, sobre todo, había dado a mi país un motivo más para enorgullecerse”, mencionó.

EORM


  • Carlos Cruz
  • carlos.cruz@milenio.com
  • Reportero en La Afición desde marzo del 2006. Egresado de la Licenciatura de Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha cubierto tres Juegos Olímpicos (Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020).

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