Muchos deportistas que se han visto afectados por la administración de Ana Guevara en la Conade, creían que la ex velocista entendería a los atletas ya que ella fue uno de tantos que luchó para poder sobresalir en el deporte mexicano y a nivel mundial, y así fue, la sonorense tuvo que implorar por apoyos económicos cuando iniciaba su carrera deportiva.
En 1997, la ex velocista tuvo que sacrificar el estar con su familia y cambiar de residencia a Ciudad Juárez, y estuvo becada por la Universidad Autónoma de esa ciudad, y lo primero que hizo para llamar la atención, y conseguir apoyo, fue pintarse el cabello de color verde, pero sin éxito.
Después el gobernador en ese entonces de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, le otorgó las facilidades a Guevara para que regresara a su estado junto al entrenador Raúl Barreda y ahí comenzó su camino a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 pero aún con muchas limitaciones.
“El camino no fue fácil, fueron meses y años de mucho sacrificio y entrega, porque las condiciones en Hermosillo no son fáciles para trabajar al aire libre en ciertos meses, y aún así teníamos que permanecer en Hermosillo porque era el único lugar en el que podíamos entrenar. Tampoco había apoyo para salir de viaje o trasladarnos a otra ciudad a entrenar, y en el estado no hay un lugar que tengas las condiciones para entrenar como las tiene Hermosillo, y así eran nuestros entrenamientos, bajo un fuerte calor”, indicó Guevara.
Incluso la máxima dirigente del deporte mexicano tuvo que vivir en las instalaciones del estadio Héroes de Nacozari, y además se trasladaba en camión a los entrenamientos, pero con el objetivo claro de llegar a los Olímpicos de Sídney.
“Nos trasladábamos en camión a entrenar a Bachoco, a la Joya, al Río de la Victoria, en condiciones totalmente adversas, pero seguía prevaleciendo la meta de estar en Juegos Olímpicos. Había gente que nos decía abiertamente que no creía que esto pudiera llegar a ser, diciéndome no creemos que tú puedas ser una velocista y menos que llegara a Juegos Olímpicos. Eso no me importó y seguí entrenando, luchando y tocando puertas, pero si hubo momentos de desesperación porque no veían el valor real de entrenar ocho horas diarias”, precisó.
En los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999, Ana hizo historia al convertirse en la primera mujer mexicana en ganar una prueba de velocidad, pero aún así los apoyos no llegaban.
“Los apoyos que teníamos en Sonora se acabaron tras el cambio de gobierno, tuvimos que empezar a tocar puertas en México para que nos apoyaran y fue cuando inició el proyecto CIMA lo que me rescató y así ya pude salir al extranjero”, mencionó.
Así, finalmente Guevara es consciente de lo que pasan los deportistas para sobresalir, y la lucha que deben hacer para conseguir recursos, ya que ella lo vivió en carne propia.
FCM