Fue el 16 de octubre de 1968 que Tommie Smith, oro en los 200 metros y John Carlos, bronce en la misma prueba, tomaron el podio en el Estadio Olímpico de la capital mexicana y descalzos levantaron un puño con un guante negro a modo de protesta pacífica y exigencia por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos.
52 años han pasado desde aquella imagen que es reconocida más allá del deporte y este 2020 más que nunca se le ha recordado a la sociedad que la lucha de esta comunidad sigue siendo la misma. El panorama no ha cambiado del todo, pero siempre habrá un antes y después en el plano deportivo y su lucha social tras este acto.
Malcom X y Marthin Luther King fueron dos figuras que en la década de los sesenta protagonizaron los movimientos a favor de estos derechos, ambos asesinados previo a la justa olímpica. La presión estaba sobre los atletas, se les invitaba a ya no quedarse callados y a ser herramientas para los reflectores globales. Así fue, si bien el Comité Olímpico Internacional expulsó por involucrar temas políticos a los valientes atletas tras su acción, cuando vieron que en los 400 mts se repitió el Black Power con tres estadounidenses, no pudieron frenar lo que ya había iniciado.
Las consecuencias fueron graves. Smith y Carlos fueron perseguidos y amenazados de muerte de regreso en EU, incluso la mujer de John se suicidó por las presiones y Norman que fue el australiano que obtuvo el segundo lugar en la competición y compartió el podio con ellos mostrando su apoyo con una insignia pro derechos, fue marginado de las justas siguientes a pesar de su talento y cayó en el alcoholismo hasta morir a los 64 años, donde Smith y Carlos cargaron su féretro.
No fue el final soñado y menos tras ver que a más de cinco décadas la igualdad entre etnias sigue escaseando.