Hace un año llegó el coronavirus a México y nuestro país se unió a lo que fue como pandemia, pero a mediados de marzo fue cuando inició la incertidumbre en los deportistas mexicanos de su camino rumbo a los Juegos denominado Olímpicos de Tokio ya que se empezaron a cancelar competencias, se cerraron los centros de alto rendimiento y los atletas tuvieron que resguardarse en sus casas, además de que otros países cerraron sus fronteras.
El 14 de marzo se dio el primer caso de covid-19 en el deporte de alto rendimiento y fue con la pentatleta Mariana Arceo, quien realizaba un campamento de preparación en Barcelona y donde ahí se contagió, por lo tanto, a su regreso a nuestro país fue hospitalizada el 20 de marzo en el hospital del INER.
Después de ese caso, las autoridades deportivas tomaron la determinación de cerrar los Centros de Alto Rendimiento en el país, como el Centro Nacional de Alto Rendimiento, el Centro Deportivo Olímpico Mexicano y el Code Jalisco. Por lo tanto, los atletas se tuvieron que regresar a sus estados y tuvieron que ingeniárselas para no perder la preparación física que ya tenían.
El 24 de marzo finalmente el Comité Olímpico Internacional que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 serían aplazados para el verano del 2021 con la finalidad de salvaguardar la salud de los atletas, por lo que los deportistas tuvieron un respiro ya que no tenían ya las condiciones adecuadas para prepararse rumbo a esa justa.
Así transcurrían los primeros meses de la pandemia en México y ya los deportistas sin objetivos claros debido a las cancelaciones de competencias, sin embargo no podían quedarse parados y perder la preparación física que tenían antes de la pandemia, por lo tanto empezaron a ingeniárselas para mantenerse activos desde sus casas. Así que los atletas debieron nadar en piscinas instaladas en el jardín, hacer ejercicios físicos en un árbol, realizar acrobacias en la sala de la casa o simplemente convirtieron un espacio de la vivienda en gimnasio, para continuar con sus entrenamientos.
En julio se comenzó a abrir el panorama para los deportistas ya que el Code Jalisco abrió de nueva cuenta sus puertas y permitió, bajo estrictas medidas de sanidad, que los atletas utilizarán los espacios para continuar con sus entrenamientos, y así deportes como la gimnasia de trampolín y los clavados volvieron a tener un espacio adecuado para prepararse.
A mediados de agosto, el Centro de Alto Rendimiento de Nuevo León hizo lo propio al abrir sus puertas con estrictas medidas sanitarias, y en primera instancia volvieron deportistas con perspectivas de clasificar a Tokio 2021 mientras que el CNAR y el CDOM se mantenían cerrados.
En Europa abrieron sus fronteras en julio y comenzaron a reorganizar certámenes, sin embargo, por las restricciones y debido a que México seguía en foco rojo, los atletas mexicanos pudieron salir a ese continente en septiembre, y la vela fue el primer deporte nacional que pudo competir en la nueva normalidad. En octubre pudieron regresar otros deportistas mexicanos a las competencias como fue el caso de los maratonistas, sin embargo otras disciplinas tuvieron que aceptar la idea de que el año ya se había terminando ya que todo evento se canceló, y fue el caso del taekwondo y los clavados.
En diciembre México rescató dos plazas olímpicas, las cuales llegaron por conducto de las maratonistas Andrea Ramírez y Úrsula Sánchez, y así nuestro país llegaba a 47 plazas para Tokio y con 88 deportistas.
Llegó el 2021 con una nueva ilusión para los deportistas ya que empezaron a ver competencias internacionales programadas y así ya tenían un objetivo claro por el cual entrenaban. Además, el CNAR finalmente reabrió sus puertas para que los atletas continúen con su preparación rumbo a la justa veraniega.