Edna Díaz, de 35 años de edad recién cumplidos, de los cuales 10 dedicó a competir en el alto rendimiento, donde obtuvo destacados resultados como ser campeona mundial en el 2005, y convertirse en la primera mujer que le dio un título de esta magnitud al taekwondo mexicano, sin embargo, también ha pasado momentos muy amargos, como el hecho de enterarse por un servidor que ya no podría defender su título en la siguiente edición, y no por las autoridades oficiales.
En febrero del 2007, se celebraba en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el Campeonato Nacional, en el cual se definirían a los integrantes que estarían en el Campeonato Mundial de Pekín en ese mismo año. No obstante, la michoacana no pudo competir porque se recuperaba de una lesión en el hombro.
Un día antes de que comenzará la competición, le marqué para saber si participaría en el evento, y ella comentó que no, porque estaba lesionada, y ella tenía la idea de que su estatus de campeona mundial la pondría como sembrada para en unas semanas enfrentarse a la ganadora de su categoría (menos de 63 kilos), y así definir a nuestra representante en el siguiente Mundial.
Sin embargo, tras la duda que me generó saber si tendría esa oportunidad de medirse con la ganadora del Nacional, le llamé al entonces presidente de la Federación Mexicana de Taekwondo, Roberto Beltrán Ramonetti, quien me respondió que si Edna Díaz no se presentaba en este momento quedaba fuera de la Selección Nacional, y por consiguiente, del Mundial de Pekín.
De inmediato le marqué nuevamente a Edna Díaz para informarle que de no presentarse quedaba fuera de ese Mundial. Al escucharme, se mostró sorprendida ante tal información, y solo respondió: “No puede ser, tengo que hablar con la federación”, y colgó.
Finalmente, Díaz no pudo ser parte de la Selección Nacional que estuvo en ese certamen, y obviamente cedió su título mundial.
También Edna pasó momentos cómicos en su trayecto deportivo, un ejemplo de ello fue cuando la confundieron con Iridia Salazar. La michoacana se encontraba entrenando en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), y al término de su preparación, un reportero se le acercó diciéndole: “Hola Iridia, me regalas una entrevista”, y Díaz sorprendida le respondió: “Yo no soy Iridia”, y continuó su caminar hacía los dormitorios del CDOM.