En su casa, una de las paredes de la sala luce tapizada de fotografías. Y ahí sobresale una, justo al centro. Es la de mayor tamaño. La fotografía muestra los estragos del tiempo; sin embargo, lo importante luce. Es Eloy Cavazos cargado en hombros y, al fondo, aparece la mítica puerta grande de Las Ventas, la plaza de toros en Madrid, España.
El matador observó la imagen con un aire nostálgico y esbozó una sonrisa; no es para menos. Porque esa escena cumple medio siglo.
Corría el año 1972. La fecha: 27 de mayo. Y Cavazos, el orgullo de Guadalupe, Nuevo León, se disponía a realizar una faena que terminó por rayar en lo épico y que coronó de manera colosal al otorgársele dos orejas.
Como resultado, Don Eloy abandonó la plaza cargado en hombros, hito que ningún otro torero mexicano ha podido emular en 50 años. “Dios me ayudó”, rememoró el guadalupense.
“Ya se cumplen 50 años en los que han ido muchos toreros mexicanos. Han estado muy bien, pero no se ha redondeado la tarde y no se ha podido conseguir esa otra oreja, pues se necesitan dos para abrir la puerta grande de Las Ventas, en Madrid”, compartió.
La fecha no pasará desapercibida. Porque la misma plaza de torneos le entregará un reconocimiento por el medio siglo de la gesta, justo en el mismo ruedo donde se bañó de gloria.
“Ahorita siento que el corazón me palpita de emoción por todos lados, de pisar ese ruedo, que ahí triunfé y que ahí ya me andaba matando un toro también, entonces me hace muy feliz y sé que yo y todos los partidarios de Eloy Cavazos y lo que no, es el triunfo de un mexicano y han de sentir muy bonito, si yo siento hermoso".
¿Costó, en su momento, dimensionar lo que consiguió esa tarde?
No es que me costara, porque lo soñaba tanto, lo pensaba tanto. Entrenaba y me estaba imaginando la puerta grande. Me decía: ‘la voy a conquistar y la voy a conquistar otra vez’, y eso fue muy bonito. Yo toree ocho tardes en Madrid, corté seis orejas y me siento muy bendecido por mi labor en España, sobre todo, en Madrid”.
¿A qué le supieron los triunfos consecuentes, matador?
Es que para mí eso fue muy importante, porque cuando estás a la espera de la hora de enfrentar a la muerte, a mí me daba mucha seguridad que dijera: ‘si pude triunfar en Madrid, ¿por qué en Venezuela no?, ¿por qué en Colombia no?, ¿por qué en Perú no? O Guadalajara, León, Monterrey’... ya eso para mí era mi punto de referencia siempre, Madrid.
Las cornadas no se olvidan, quizá son los otros “trofeos”.
Claro, desgraciadamente también lo tenía que pensar y se te metía en la cabeza, pues las cornadas que me habían pegado. Vas al baño a echarte un baño, a afeitarte y te veías el pecho con una cornada, la barriga con una cornada, pues te baja mucho la moral, pero los triunfos a mí, yo me agarraba de ellos y me levantaba muy bien antes de torear.
Entonces, cuando estás solo en tu habitación, y ves tu ropa de torear, tus capotes, muletas y que todo está preparado para irte a la plaza, pues recuerdas esos momentos y te dan mucho ánimo, te echan para adelante, te dan mucho espíritu, entonces siempre estaba pensando en esa tarde de orejas.
¿Qué siente que nadie ha podido emularle?
Yo deseo que triunfen, porque es un bien para la fiesta en México. Cuando se hacen muchas figuras del toreo en nuestro país, se da mucho trabajo, muchas corridas, empleos... es muy importante que salgan figuras del toreo. Por lo pronto, ya se llegó mayo y todos mis compañeros me dieron la oportunidad de haber durado medio siglo sin que nadie haya igualado esa tarde.
¿Y el traje de luces?
Por increíble que parezca, Eloy Cavazos no conserva el traje de luces que utilizó la tarde del 27 de mayo de 1972. La razón: un día decidió prestarlo a un colega para una corrida. “Lo presté a un compañero que necesitaba un traje. Se lo di y ya no regresó. Quizá no dimensioné en ese momento lo que estaba prestando. Quise recuperarlo, pero lo prestó o vendió, ya no recuerdo. Ni modo”, rememoró entre risas el legendario matador de toros.
La Cifra
1907 Corridas contabilizó Eloy Cavazos como matador durante su carrera.
FCM