Tenía que ser en su hogar, su natal Italia. Los Juegos Olímpicos de Invierno se inauguraban el 10 de febrero de 2006 al norte de la bota en Turín. Luciano Pavarotti se dedicaba ya para ese entonces más a impartir clases de canto y se había alejado de los escenarios, la última vez que se presentó en una Ópera fue en 2004.
El momento más recordado de la ceremonia de apertura de la justa olímpica fue el cierre. En su última actuación en público sin saberlo no podía elegir otro acto que no fuera interpretar una vez más Nessun Dorma de Turandot, de Giacomo Puccini. Aquel año comenzarían las cancelaciones de presentaciones.
Años después se reveló que debido a su estado de salud, el tenor había doblado su voz y actuación en Turín. El frío hacía imposible que cantara en vivo. Ya en silla de ruedas, los primeros dolores fuertes de su cáncer pancreático diagnosticado más tarde ese verano se hacían presentes. Pavarotti grabó unos días antes en su casa en Modena distintas versiones hasta quedar satisfecho antes de la histórica presentación, su orquesta grabó por a parte. Falleció en septiembre de 2007 a los 71 años de edad.
ZZM