La generación perdida del toreo lagunero

Rafael Cortés Montalvo, quien fuera el director de la Academia de Arte Taurino del Coliseo Centenario, dijo que se llegó a tener 43 alumnos, pero solo unos pocos lograron sobresalir.

La Comarca Lagunera ha sido cuna de buenos toreros. (Especial)
Luis Salcedo Cassio
Torreón, Coahuila. /

La Comarca Lagunera ha sido cuna de buenos toreros, pero sobre todo, de aficionados muy taurinos que están ávidos de tener una figura propia.

La Academia de Cultura Taurina del Coliseo Centenario de Torreón hizo el intento por pulir a los jóvenes con talento para torear, pero diversos factores, entre ellos, la prohibición de corridas de toros en Coahuila, desanimó a esos jóvenes que tenían hambre de triunfo y el sueño de ser matadores de toros.

Así es como una generación de buenos toreros quedó en el olvido, quedó atrás, quedó en el intento; unos estuvieron más cerca que otros de poder graduarse como matadores de toros.

Así lo platica Rafael Cortés Montalvo, quien fuera director de la Academia de Arte Taurino del Coliseo Centenario de Torreón, donde dijo, se llegó a tener 43 alumnos, todos con aspiraciones a ser matadores de toros, unos pocos lograron sobresalir.

Precisó que esta no fue una generación perdida, pues todos los que pasaron por la Academia Taurina del Coliseo, ahora son hombres de bien, profesionistas que tienen trabajos bien remunerados y son productivos para la sociedad.

“Las escuelas taurinas tenemos, primero, el objetivo de hacer hombres productivos, hombres de bien. Toreros es muy difícil, si sale uno es un gran logro pero el objetivo primordial es que sean hombres de bien. Todos son profesionistas, gente con valores, educada”, comentó.

Mucho influyó para que los jóvenes se desanimaran y decidieron no continuar con su carrera para ser matadores de toros, un factor muy determinante fue la prohibición de las corridas de toros en el Estado de Coahuila, la cual data de 2015.

“Creemos que desanimó mucho a los muchachos la prohibición en Coahuila, en el momento en el que más estaba funcionando, lo prohibieron y eso los desanimó mucho”, aseguró.

Recordó que la Academia Taurina del Coliseo inició en 2009, llegó a tener hasta 43 alumnos. Ahí se les impartían clases teóricas; la práctica la llevaban a cabo en diversas ganaderías.

De esos 43, los llegaron a debutar como novilleros profesionales fueron seis, que fueron Enrique Solís, el cual fue el primero de la Academia que empezó a torear novilladas con cuadrillas. Luego vino la camada de tres que debutó con picadores en el Lienzo Charro de Gómez Palacio el 1 de enero de 2013, estos fueron Gerardo Solís, Abraham Marín y Jesús Niño.

Luego, el 1 de enero de 2015 en el Coliseo Centenario de Torreón debutó como novillero Jesús “Güerito” Sotomayor, ese día lo hizo cortando par de orejas.

En esta camada ya hacía sus primeros pases el ahora internacional novillero lagunero Arturo Gilio Quintero.

Gerardo Solís fue otro novillero destacado de esta generación de toreros, el llamado “Zurdo”, quien ese mismo 2015 logró ser rolado en la temporada chica de la Plaza de Toros México. Los primeros días del mes de septiembre logró presentarse en el coso más grande del mundo, aunque sin suerte, pero dejó grata impresión en el conocedor público capitalino.

Cuando eso sucedía, Jeśus Sotomayor destacaba en otras plazas del país, logró torear más de 30 novilladas, cortando orejas por todos lados, llegando a ser mucho tiempo el primero en el escalafón nacional. El “Güerito” tenía hechuras, ganas y talento, pero decidió poner una pausa para dedicarse a la escuela.

Más tarde, tras seguir preparándose en La Laguna, en ganaderías del norte y centro del país, así como en novilladas sin picadores, un 28 de octubre de 2018, Arturo Gilio Quintero, hijo del matador de toros Arturo Gilio Hamdan, debutó como novillero con picadores y así inició su profesionalismo.

Gilio es por hoy el único sobreviviente de esa camada de aspirantes a toreros de la Academia de Arte Taurino del Coliseo Centenario.

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