Han pasado prácticamente 12 años desde que Guillermo Pérez le dio la medalla de oro a México en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, y aún se recuerda con mucho orgullo ese resultado histórico para nuestro país, pero también esa mancha por un supuesto cabildeo a jueces internacionales antes de la justa, que favorecieron el resultado del michoacano en la final olímpica ante el dominicano Gabriel Mercedes.
Sin embargo, esa nota publicada el 9 de septiembre del 2008 por un servidor, con declaraciones del entonces presidente de la Federación Mexicana de Taekwondo, Roberto Ramonetti, tendría como consecuencia la apatía del ex deportista, quien a la postre tomaría revancha unas semanas después.
Después de un entrenamiento que realizó en las instalaciones del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), me acerqué para hacerle la petición formal de que asistiera a las instalaciones de MILENIO para una entrevista en vivo, para lo cual aceptó con mucha gentileza.
Se acordó el día y la hora, y cuando llegó la fecha me dirigí al CDOM para pasar por el campeón olímpico, pero al llegar, comenzó el momento de tomar revancha.
Acudí al área de entrenamiento, pero Pérez no se había presentado, por lo que me acerqué al entrenador nacional de ese momento, José Luis Onofre, quien me dijo: “No lo he visto, búscalo, por ahí ha de estar”. De inmediato le marqué a su celular, Memo contestó, pero al darse cuenta que era yo, colgó, y no volvió a responder la llamada ante mi insistencia.
Resignado, avisé a mis jefes inmediatos que no sería posible la visita del campeón olímpico a nuestras instalaciones, cuando se tenía planeado un gran recibimiento mediático.
Con el tiempo, me enteré que Guillermo, un día antes de la cita, tuvo una dinámica con una colega, quien lo llevó a las luchas, y ahí le confesó que tenía una cita conmigo, pero no pensaba ir y se iba a desaparecer en ese momento.
SFRM